sábado, 1 de mayo de 2010

Un encuentro sin resultados aparentes


Carolina Barros


Viernes, 30 de abril de 2010


Si hay dos presidentes taquilleros en América Latina son, sin duda, el brasileño Lula y el venezolano Hugo Chávez. Uno, por contar con la mejor imagen del continente (82% de aprobación). El otro, por sus capacidades histriónicas y dicharacheras, demostradas a lo largo de 11 años en el poder.

Por eso es que para la reunión de ambos mandatarios ayer en el Palacio Itamaraty de Brasilia (para el Noveno Encuentro de Trabajo Brasil-Venezuela, un cónclave de periodicidad trimestral que se repite desde 2007), se esperaba, al menos, algún tipo de declaración rimbombante, sino jugosa.

Pero nada de eso hubo ayer. Lula se vio más opacado que nunca. Se apaga, siempre, frente a su parlanchín vecino, aunque por estas horas al brasileño le preocupan dos temas en particular. Por un lado, el distanciamiento de gran parte de los países occidentales hacia Brasil por su apoyo incondicional a Irán en su programa nuclear. Por el otro, el errático desempeño pre-electoral de Dilma Rousseff, la candidata ungida por Lula para sucederlo en la presidencia.

No faltaron, sin embargo, los anuncios de rutina. Como es corriente con las comitivas chavistas, se firmaron 22 convenios de cooperación bilateral sobre energía, alimentación e infraestructura y se insistió, una vez más, en la viabilidad de la refinería de Abreu e Lima (estado de Pernambuco), proyecto binacional que ya levantó varias quejas por supuestos sobreprecios.

Por su parte, Chávez aprovechó su viaje a Brasil para hacer hincapié en sus propias preocupaciones. La primera, el ingreso de Venezuela al Mercosur, aprobado por los Congresos de Argentina, Uruguay y Brasil pero que el de Paraguay rechaza. "Ojalá que en honor a Lula, antes de que se vaya de la Presidencia, Paraguay apruebe el ingreso de Venezuela al Mercosur", dijo. Extraño circunloquio para pedirle a un tercer país que votase a favor del suyo.

La segunda preocupación del líder bolivariano tiene ramificaciones con la Argentina. Y no precisamente con los sobornos y comisiones argentino-venezolanas ventiladas últimamente por el ex embajador en Caracas, Eduardo Sadous, sino con la Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) y con quien pueda ser elegido como su secretario general: Néstor Kirchner.

De acuerdo a fuentes de Itamaraty, ayer los presidentes de Brasil y Venezuela habrían acordado una estrategia común para allanarle el camino al ex presidente argentino en esa Secretaria General, de cara a la reunión plenaria de Unasur que se celebrará la próxima semana en Argentina. Un camino que aparece ahora mas despejado, sobre todo después de la cordial cumbre de ayer entre Cristina Kirchner y su par uruguayo, José Mujica, por el conflicto de las pasteras. El veto de Uruguay, defendido por el ex presidente Tabare Vasquez, era el principal escollo para Néstor en sus aspiraciones como secretario general de la Unasur.

carobarros@yahoo.com

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