sábado, 29 de mayo de 2010

Chávez, el "amigo" que ningún candidato quiere en Colombia

www.lanacion.com.ar
Argentina.


Las críticas del mandatario venezolano se traducen en un inmediato repunte en los sondeos.


BOGOTA.- Los programas políticos de televisión no dejan de criticarlo. Tampoco las pancartas electorales que pueblan todo el país. Y, como si se tratase del amor más escandaloso, los candidatos colombianos se acusan entre sí de albergar simpatías secretas e inconfesables por él, cuando faltan apenas cuatro días para los comicios.


¿De quién se trata? Nada menos que del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de por sí una fuerza polarizante en la región, pero aún más en este país, donde el tema de si el próximo mandatario colombiano debe ser duro o blando con él se ha transformado en uno de los principales temas de campaña. Y Chávez, siempre solícito para retribuir ese "afecto", no ha dudado en inmiscuirse todo lo posible en la contienda.


Así, se ha transformado en una especie de gran elector en los comicios del domingo, pero al revés.


Si critica a un candidato, como lo ha hecho reiteradamente con Santos (dijo que habría guerra entre Venezuela y Colombia si él ganaba), no hace más que reposicionarlo en las encuestas.


Para buena parte de los colombianos, las críticas de Chávez al postulante oficialista serían una prueba de que él, y no el opositor Antanas Mockus, es el verdadero heredero del popular presidente Alvaro Uribe, el mayor adversario político del líder venezolano en la región.


Tal es la animadversión que despierta Chávez aquí que el presentador peruano Jaime Bayly, que conduce uno de los programas políticos más populares en este país, ha dicho, después de confesar su sensación de que Mockus vencería a Santos por unos pocos puntos en la primera vuelta, que le gustaría que ganara el postulante oficialista sólo porque estaba seguro de que eso ocasionaría "un fuerte malestar hepático" al líder venezolano.


Paralelamente, si Chávez no habla de algún candidato (como ocurre con Mockus) se considera ese silencio sospechoso, sobre todo si este excéntrico filósofo y matemático comete, como ocurrió hace unos días, la ingenuidad política de declarar que admira a Chávez únicamente por ser el presidente de Venezuela y por su investidura de mandatario, en un momento particularmente malo de las relaciones bilaterales entre ambos países.


El daño


Aunque Mockus marcó las distancias ideológicas del caso y dijo que no toleraría la injerencia de Caracas en los asuntos colombianos, el daño ya estaba hecho: la ola verde, que parecía que iba a arrasar con todo y que abría la posibilidad de que Mockus ganara en primera vuelta, se detuvo. Ahora hay un empate técnico y los dos candidatos tienen un respaldo del orden del 35% del electorado cada uno.


En realidad, es todavía peor: si Chávez llegara a expresar su preferencia por alguno de los candidatos, como lo ha hecho en Bolivia, Perú, Ecuador, Paraguay y? la Argentina, entre otros países, eso significaría sin duda que sus posibilidades de llegar a la presidencia se derrumbarían como un castillo de naipes.


Incluso, ayer, el ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, y el responsable de la policía, general Oscar Naranjo, culparon a Venezuela de la denuncia de un ex policía de este país que vinculó al hermano de Uribe, Sebastián, con un escuadrón de la muerte paramilitar. "Hay operaciones de inteligencia desde Venezuela para desprestigiar al presidente Uribe, utilizando toda clase de artimañas", dijo Silva. El propio vicepresidente colombiano, Francisco Santos, dijo que la denuncia tiene una "intencionalidad política" clara: perjudicar la candidatura de Juan Manuel Santos.


¿Estaría entonces Venezuela tratando de desalentar el voto por él?


"Las direcciones de inteligencia e investigación judicial de la policía son reconocidas por la calidad de su trabajo y gozan de una buena reputación, de modo que las afirmaciones del general Naranjo merecen bastante credibilidad -dijo a LA NACION el analista de defensa colombiano Nicolás Urrutia-. Por otro lado, también es cierto que ha habido movimientos poco ortodoxos de dinero desde Caracas para influenciar el desarrollo político y los procesos electorales en otros países de la región andina, para no hablar de la Argentina."


Según el especialista, un antecedente puede ser el caso de Rafael García, un ex funcionario del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que denunció al gobierno por las escuchas y el hostigamiento a opositores y periodistas atribuido a este organismo de inteligencia.


"Poco después de hacer las denuncias, García se radicó en Venezuela, donde se le entregó inmediatamente un documento de identidad venezolano, además de alojamiento y 100.000 dólares en efectivo", dijo.


Ahora bien, ¿qué hay detrás de esta auténtica "guerra fría del siglo XXI" entre Bogotá y Caracas, en la que Chávez dice que el gobierno colombiano tiene nexos con sectores golpistas venezolanos y Uribe lo acusa de prohijar a las FARC? ¿Puede pasar a ser una guerra caliente?


El rearme militar


Por ahora, según contó a LA NACION el ex canciller Rodrigo Pardo, las divergencias bilaterales llevaron a que las exportaciones colombianas a Venezuela, que ascendían a los 7000 millones de dólares anuales, se recortaran en unos 3000 millones.


El telón de fondo es todavía más preocupante: Chávez fortalece el ejército comprando armas a Rusia y a China, mientras Colombia estrecha la cooperación militar con Estados Unidos.


Si bien el ejército colombiano tiene mucha mayor experiencia operacional que el venezolano, Caracas "ha construido unas fuerzas armadas sin parangón" en la región andina, dijo Urrutia, quien, sin embargo, se declara escéptico de que Chávez use los flamantes aviones rusos Sukhoi contra Bogotá, como advirtió en varias oportunidades.


"Los pilotos venezolanos están acostumbrados a volar aviones con instrucciones en inglés y su adaptación a una tecnología tan distinta no es evidente -enfatizó-. Sabemos que los Sukhoi vuelan, pero a nadie le consta que aterricen sin ayuda de pilotos rusos."

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