viernes, 21 de mayo de 2010

Entrevista a Carlos Alberto Montaner

: "Mockus es el candidato de Chávez"
Ricardo Angoso


Miércoles, 19 de mayo de 2010


CARLOS ALBERTO MONTANER es, seguramente, el disidente cubano más conocido, la voz intelectual, sincera y rigurosa del anticastrismo. Periodista y escritor, Montaner fue cuatro años catedrático de literatura en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Ha sido profesor, investigador y también escritor. En los últimos tiempos, es conocido, sobre todo, por su actividad periodística y su columna aparece semanalmente en docenas de publicaciones de Europa, América Latina y Estados Unidos. Más de seis millones de personas le leen en todo el continente. Desde 1970 reside en Madrid, donde le entrevistamos antes de la Cumbre de Madrid entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. Una entrevista que es la continuación de otra mantenida por este mismo periodista hace ya más de una veintena de años, que no son nada, en opinión del cantante de tangos Carlos Gardel.

Ricardo Angoso:¿Cómo examina la próxima Cumbre de Madrid?

Carlos Alberto Montaner: América Latina interesa poco en Europa. Los lazos económicos y políticos son escasamente importantes. España hace cierto esfuerzo por convertirse en el gran interlocutor de la región en Europa, pero la diplomacia española se ha desacreditado ante muchas cancillerías de la UE por sus esfuerzos absurdos encaminados a tratar de eliminar la posición común europea frente a la dictadura cubana. Además, en Europa no hay simpatías para algunas de las estrellas mediáticas latinoamericanas: Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro, Daniel Ortega. La excepción es Lula da Silva. En todo caso, esas Cumbres se concibieron para anudar los lazos entre Europa y América Latina, pero los gobernantes del llamado Socialismo del siglo XXI las utilizan para sus campañas propagandísticas antioccidentales.

R.A.: ¿Y la "deferencia" de Moratinos con el bloque chavista para que Honduras tenga una presencia de segundo orden como lo valora?

C.A.M.:Objetivamente, Moratinos se no se comporta en América Latina como un verdadero demócrata. Me parece lamentable que la cancillería española haya aceptado participar de la humillación a Honduras. El presidente Porfirio Lobo fue electo en unas elecciones libres y obtuvo la mayor votación que cualquier candidato hondureño haya recibido en los últimos cincuenta años. Como señaló el analista Moisés Naim, es inconcebible que alguien como Lula da Silva pida la exclusión de Honduras de la Cumbre madrileña y dé por buenos los comicios iraníes y reciba con besos y abrazos a Ahmadineyab, mientras condena y no acepta las elecciones hondureñas. Los otros dos líderes que encabezaron el ataque al legítimo gobierno de Honduras son nada menos que el golpista Hugo Chávez y Daniel Ortega, el ex dictador sandinista que todos los días viola la constitución de su país.

R.A.:¿Cree que la interferencia del régimen chavista en las elecciones colombianas irá más allá?

C.A.M.:Sí, Chávez hará todo lo que esté a su alcance para evitar que Juan Manuel Santos gane la presidencia y prolongue la exitosa estrategia que Uribe de “seguridad democrática” puso en marcha contra las narcoguerrillas comunistas. Su candidato es Mockus. No porque éste suscriba sus ideas, sino para que pierda Santos. Chávez está interviniendo en los asuntos internos de Colombia y lo seguirá haciendo después de las elecciones.

R.A.:¿Y en Honduras, cómo ve el proceso, está cerrada la crisis?

C.A.M.:Por ahora, sí, pero no de manera permanente. Zelaya está jugando a la desestabilización del país con la ayuda de Chávez y eso no es difícil en donde se conjugan dos elementos muy explosivos: unas extendidas mafias de delincuentes juveniles, allí llamadas “maras”, y una pobreza muy extendida.

R.A.:España sigue creyendo que el diálogo es el camino con la Cuba de Castro, ¿acierta o está en la peor de las direcciones, como suele ser?

C.A.M.:El gobierno de los Castro le ha tomado el pelo a España desde la época de Franco. Está probado que la mejor estrategia frente a la dictadura cubana es hablar claro, denunciar lo que sea censurable, apoyar a los demócratas de la oposición y no admitir ninguna suerte de chantaje. Los gobiernos norteamericanos que adoptaron esa política de firmeza tuvieron menos conflictos con Cuba. Reagan y los dos Bush, por ejemplo. Sin embargo, en épocas de Lyndon Johnson, Jimmy Carter y Bill Clinton, mucho más contemporizadores, La Habana desató éxodos salvajes contra el estado de Florida.

R.A.:Hace 20 años le entreviste en Madrid, ¿cómo está la Cuba de hoy? ¿No ha cambiado nada?

C.A.M.:Sí, hay algunos cambios, pero no son fácilmente observables. Hace 20 años Fidel Castro, tras el derrumbe del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS, aseguró que salvaría al comunismo y en el orden material lograría un modelo mucho más productivo en un plazo de cinco o seis años. Hoy el país está en una situación deplorable, vive de la caridad de Hugo Chávez, y ya caso nadie dentro de la estructura de poder cree en el colectivismo o en las supersticiones marxistas. El régimen se sostiene por inercia y a palo y tentetieso. La necesidad de un cambio radical es ya un clamor en la sociedad cubana. Cuando se produzca la coyuntura adecuada el régimen será transformado en otra cosa totalmente diferente.

R.A.:El modelo de democracia occidental parece amenazado en América Latina, ¿cuáles cree que son los próximos desafíos?

C.A.M.:Salvo Uruguay, Chile y Costa Rica, hablando del continente, la democracia pende de un fino hilo. Hay dos desafíos clave en la región y están íntimamente ligados: propiciar fórmulas de desarrollo con equidad que rescaten de la pobreza a decenas de millones de personas y conseguir que los gobernantes y los gobernados se sometan al imperio de la ley para que se reconcilien la sociedad y el Estado. Mientras lo que llamamos Estado de Derecho, y lo que calificamos como economía libre de mercado no funcionen con cierta eficiencia, la democracia estará en peligro en América Latina.

R.A.:Estados Unidos parece menos implicado en los asuntos del continente, ¿cómo juzgaría su posición tras la llegada de Obama al poder?

C.A.M.:Vuelve a ponerse de moda una vieja frase: benigna negligencia. Pero eso no tiene mucha importancia. Ya se sabe que ni Estados Unidos ni Europa pueden imponer el buen gobierno en América Latina. En todo caso, hay un componente neurótico en eso de siempre estar esperando de Estados Unidos la solución de los problemas latinoamericanos. Jamás he visto a un presidente suizo preocupado porque Estados Unidos no le presta atención al país.

R.A.:¿Cuáles serían, a su entender, los próximos retos de América Latina en el plano político?

C.A.M.: La democracia en el continente pende de un fino hilo, no está firmemente asentada, salvo excepciones: Costa Rica, Chile y Uruguay. Los retos están claros. Consolidar la democracia, lo que significa fortalecer a los partidos políticos, multiplicar los acuerdos de libre comercio y acelerar los procesos de transferencia tecnológica y adquisición de capital para poder acercarnos a los modos de producción y a los patrones de consumo del primer mundo.

R.A.:¿Hacia dónde va América, en general, se afianzará la preponderancia actual del bloque que lidera Venezuela en detrimento del modelo occidental?

C.A.M.:No creo. El circuito de países del llamado Socialismo del Siglo XXI es muy frágil. Chávez es el peor gobernante que ha conocido Venezuela, pese al río de petrodólares que le ha entrado al país. Además, han creado una cadena de interdependencia que los hace más débiles. Han tratado de forjar una especie de mini “campo socialista” para enfrentar colegiadamente a sus supuestos enemigos, especialmente a los yanquis, pero eso los hace más vulnerable. Por ejemplo, lo probable es que si Chávez sale del poder, por el medio que sea, el gobierno de Raúl Castro entra en crisis. Y viceversa. Por una vez, en la unión está la debilidad.

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