María Teresa Romero
Domingo, 25 de julio de 2010
Con la seria y contundente comparecencia del embajador colombiano Luis Alfonso Hoyos en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA de este jueves, denunciando con pruebas y coordenadas claras y actualizadas la presencia de grupos irregulares de las FARC y el ELN en territorio venezolano, el gobierno de Álvaro Uribe no sólo ha puesto en jaque al gobierno de Hugo Chávez, sino también a todos los miembros del sistema interamericano. Ahora lo que cabe esperar es una respuesta también seria y contundente.
Pero, como en innumerables ocasiones anteriores, el gobierno venezolano ha reaccionado de entrada en forma irresponsable ante los colombianos y, por ende, ante los venezolanos y los países hermanos del hemisferio. En vez de refutar con argumentos sólidos las graves denuncias del país vecino, ha optado nuevamente por el insulto y por el rompimiento de relaciones bilaterales. El gobierno de Álvaro Uribe no solicitó en la OEA una sanción para Venezuela, sino una respuesta sincera, una cooperación transparente de este país. Al no hacerlo, el régimen chavista queda aún más desprestigiado de lo que está, tanto nacional como internacionalmente. Y mientras no enfrente el problema, también se incrementarán las sospechas en torno a sus nexos con la narcoguerrilla colombiana.
Todo esto le es sumamente inconveniente al chavismo, sobre todo ahora que se encuentra en medio de la campaña electoral a las parlamentarias de septiembre. Aún más lo será si, como se rumorea, el presidente Chávez decide aprovechar la coyuntura para cumplir su permanente amenaza de salirse de la OEA. Ello lo pondría de una vez por todas al margen de las normas interamericanas y del derecho internacional.
Por lo pronto, el descontento de comerciantes y ciudadanos en ambos países se hace sentir ante el cierre del tránsito de mercancías en la frontera venezolano colombiana (San Antonio-Cúcuta) y ante la noticia de que no serán procesadas las mercaderías de exportación venezolanas y sólo serán nacionalizados aquellos bienes que ya habían cruzado la frontera venezolana. Pero desde hace tiempo el gobierno venezolano no capitaliza ese descontento. Todo lo contrario. La mayoría de los venezolanos no quiere guerra ni rupturas con su vecino. De modo que es poco probable que tenga eco el reciente exhorto que el presidente Chávez y su vicepresidente, Elías Jaua, le acaban de hacer a la población venezolana a efectuar movilizaciones para respaldar su decisión de poner fin a las relaciones entre Venezuela y Colombia.
La respuesta de la OEA aún está por verse. El gobierno de Uribe puso a sus miembros en una tesitura compleja, comprometedora, que no da lugar a las tibiezas de siempre. Tendrán que definirse y tomar acciones en torno al asunto de las relaciones del chavismo con los terroristas colombianos. Ya no basta con ofrecer mediaciones y facilitaciones para un diálogo entre los gobiernos de Colombia y Venezuela. No son suficientes los llamados a ambos gobiernos “a calmar los espíritus y buscar caminos” del Secretario General José Miguel Insulza. La OEA debe dar respuesta en menos de 30 días a la petición colombiana de crear una Comisión Internacional de Verificación, integrada por algunos de sus miembros, que visite los campamentos guerrilleros en territorio venezolano señalados por el gobierno de Uribe.
Así mismo, los estados miembros de la OEA deberán responder a la solicitud de cooperación judicial de Colombia. Quedarían muy mal ante sus respectivas sociedades si sus sistemas judiciales se niegan a recibir a los desmovilizados colombianos que están dispuestos a acudir a ellos con pruebas de lavado de dinero, narcotráfico y secuestro, entre otras, que afectan a sus países.
El estado de debilidad y desprestigio en que se encuentra la OEA, obliga a sus integrantes –al menos a los más preocupados por la seguridad democrática de la región- a dar respuestas a las exigencias de uno de sus miembros de mayor peso. No hacerlo pone a la organización en una verdadera situación límite.
¿Dejarán los actuales gobiernos de EE.UU, Canadá, México, Perú, Chile e incluso los de izquierda democrática como el de Brasil y Uruguay, que la OEA sucumba definitivamente en sus manos y que Hugo Chávez se salga con la suya?
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lunes, 26 de julio de 2010
sábado, 24 de julio de 2010
jueves, 22 de julio de 2010
Julio César Pineda // Hacia el Parlamento Latinoamericano
La difícil situación de las relaciones entre Colombia y Venezuela y el tema del terrorismo
Un grupo de profesionales del Derecho y las Relaciones Internacionales con experiencia en los organismos multilaterales ha presentado al país una fórmula para integrar el futuro Parlamento Latinoamericano que se escogerá en las próximas elecciones del 26 de septiembre. Hemos venido recorriendo Venezuela explicando la importancia del Parlatino y de los 12 nuevos diputados representando las distintas corrientes políticas de las 22 naciones latinoamericanas. En mi caso, fui respaldado por la tarjeta del Movimiento Ecológico Venezolano o Partido Verde, con estructura nacional. Pero también nos respaldan a los 12 candidatos al Parlatino Fuerza Liberal, Poder Laboral y Solidaridad.
En el Parlatino como organismo regional permanente y unicameral defenderemos la democracia frente a todo intento autoritario, la integración latinoamericana, la pluralidad política e ideológica, la solución pacífica de las controversias y las relaciones de solidaridad y cooperación entre los Estados. Debemos fortalecer la diplomacia parlamentaria tomando como paradigma la importancia y el funcionamiento del Parlamento Europeo que ha facilitado desde 1957, cuando se creó, la Comunidad Económica Europea, el cambio hacia lo político en la Unión Europea en 1992 y desde el 2007 con el Tratado de Lisboa dotarse de una especie de Constitución supranacional donde los europeos han elegido un Presidente, Herman Van Rumpuy (Bélgica) y una Ministra de Relaciones Exteriores Catherine Ashton (Gran Bretaña).
El fin de semana estuvimos en contacto con la oposición venezolana y con los partidos que nos apoyan, especialmente el Movimiento Ecológico en los estados Cojedes, Barinas, Portuguesa y Lara. Los medios de comunicación recogieron nuestros planteamientos y realizamos asambleas abiertas y conferencias. En Barinas en la instalación de la Mesa de la Unidad, nos tocó compartir tribuna con todos los dirigentes regionales encabezados por Julio César Reyes y por los dirigentes nacionales F. Álvarez Paz y Omar Barboza.
Muchísimo interés en los temas internacionales, especialmente por la difícil situación por las relaciones entre Colombia y Venezuela y el del terrorismo con el apoyo que brindaría el régimen bolivariano en el territorio nacional; las acusaciones colombianas que las llevarán ante la OEA con la solicitud de la aplicación de la carta democrática y la invocación de la Convención Interamericana contra el Terrorismo. El caso podría ser llevado a la ONU bajo la resolución 1.373 donde se establece el delito por cooperación con el terrorismo. Venezuela y Colombia están obligadas por las diferentes Convenciones Internacionales como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Eliminar el Terrorismo en la región. Bogotá no ha descartado acudir a la Corte Penal Internacional cuando ahora se amplía la competencia, recientemente estableció su competencia con el nuevo crimen de Agresión junto a Lesa Humanidad, Crímenes de Guerra y Genocidio. Se nos preguntó mucho sobre la especial vinculación de Venezuela con Irán en momentos que el propio Fidel Castro anuncia una tercera guerra mundial con armas atómicas y donde el Consejo de Seguridad ha sido unánime en aplicar sanciones a Teherán incluyendo China y Rusia. Venezuela es el único país latinoamericano en votar con Irán y su proyecto atómico bélico en el OIEA y en el intenso comercio y vínculos políticos con esa dictadura.
Especial atención en el seguimiento del tema de la confrontación del gobierno con la Iglesia católica y el Vaticano no solo por parte de los católicos sino también por las numerosas iglesias protestantes. Tuvimos una interesante reunión en Quíbor con pastores de la Iglesia evangélica, nos informaban se les habían nacionalizado y ocupado diferentes templos.
En una visita al Obispo de Barquisimeto nos refería actitudes irracionales de gobiernos en la historia venezolana contra los católicos y sus prelados, como fue el caso de Páez cuando expulsó al Obispo Ramón Ignacio Méndez en 1830; las agresiones de los Monagas contra el prelado Obispo Mariano de Talavera; de Guzmán Blanco contra la Iglesia y la expulsión del prelado Arzobispo Silvestre Guevara y Lira por negarse a ser genuflexo ante el régimen y el dramático caso del destierro del Monseñor Salvador Montes de Oca, en la época de Juan Vicente Gómez, quien terminó fusilado por los nazis el 10 de septiembre de 1944 en Italia.
jcpineda01@gmail.com
Un grupo de profesionales del Derecho y las Relaciones Internacionales con experiencia en los organismos multilaterales ha presentado al país una fórmula para integrar el futuro Parlamento Latinoamericano que se escogerá en las próximas elecciones del 26 de septiembre. Hemos venido recorriendo Venezuela explicando la importancia del Parlatino y de los 12 nuevos diputados representando las distintas corrientes políticas de las 22 naciones latinoamericanas. En mi caso, fui respaldado por la tarjeta del Movimiento Ecológico Venezolano o Partido Verde, con estructura nacional. Pero también nos respaldan a los 12 candidatos al Parlatino Fuerza Liberal, Poder Laboral y Solidaridad.
En el Parlatino como organismo regional permanente y unicameral defenderemos la democracia frente a todo intento autoritario, la integración latinoamericana, la pluralidad política e ideológica, la solución pacífica de las controversias y las relaciones de solidaridad y cooperación entre los Estados. Debemos fortalecer la diplomacia parlamentaria tomando como paradigma la importancia y el funcionamiento del Parlamento Europeo que ha facilitado desde 1957, cuando se creó, la Comunidad Económica Europea, el cambio hacia lo político en la Unión Europea en 1992 y desde el 2007 con el Tratado de Lisboa dotarse de una especie de Constitución supranacional donde los europeos han elegido un Presidente, Herman Van Rumpuy (Bélgica) y una Ministra de Relaciones Exteriores Catherine Ashton (Gran Bretaña).
El fin de semana estuvimos en contacto con la oposición venezolana y con los partidos que nos apoyan, especialmente el Movimiento Ecológico en los estados Cojedes, Barinas, Portuguesa y Lara. Los medios de comunicación recogieron nuestros planteamientos y realizamos asambleas abiertas y conferencias. En Barinas en la instalación de la Mesa de la Unidad, nos tocó compartir tribuna con todos los dirigentes regionales encabezados por Julio César Reyes y por los dirigentes nacionales F. Álvarez Paz y Omar Barboza.
Muchísimo interés en los temas internacionales, especialmente por la difícil situación por las relaciones entre Colombia y Venezuela y el del terrorismo con el apoyo que brindaría el régimen bolivariano en el territorio nacional; las acusaciones colombianas que las llevarán ante la OEA con la solicitud de la aplicación de la carta democrática y la invocación de la Convención Interamericana contra el Terrorismo. El caso podría ser llevado a la ONU bajo la resolución 1.373 donde se establece el delito por cooperación con el terrorismo. Venezuela y Colombia están obligadas por las diferentes Convenciones Internacionales como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Eliminar el Terrorismo en la región. Bogotá no ha descartado acudir a la Corte Penal Internacional cuando ahora se amplía la competencia, recientemente estableció su competencia con el nuevo crimen de Agresión junto a Lesa Humanidad, Crímenes de Guerra y Genocidio. Se nos preguntó mucho sobre la especial vinculación de Venezuela con Irán en momentos que el propio Fidel Castro anuncia una tercera guerra mundial con armas atómicas y donde el Consejo de Seguridad ha sido unánime en aplicar sanciones a Teherán incluyendo China y Rusia. Venezuela es el único país latinoamericano en votar con Irán y su proyecto atómico bélico en el OIEA y en el intenso comercio y vínculos políticos con esa dictadura.
Especial atención en el seguimiento del tema de la confrontación del gobierno con la Iglesia católica y el Vaticano no solo por parte de los católicos sino también por las numerosas iglesias protestantes. Tuvimos una interesante reunión en Quíbor con pastores de la Iglesia evangélica, nos informaban se les habían nacionalizado y ocupado diferentes templos.
En una visita al Obispo de Barquisimeto nos refería actitudes irracionales de gobiernos en la historia venezolana contra los católicos y sus prelados, como fue el caso de Páez cuando expulsó al Obispo Ramón Ignacio Méndez en 1830; las agresiones de los Monagas contra el prelado Obispo Mariano de Talavera; de Guzmán Blanco contra la Iglesia y la expulsión del prelado Arzobispo Silvestre Guevara y Lira por negarse a ser genuflexo ante el régimen y el dramático caso del destierro del Monseñor Salvador Montes de Oca, en la época de Juan Vicente Gómez, quien terminó fusilado por los nazis el 10 de septiembre de 1944 en Italia.
jcpineda01@gmail.com
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miércoles, 14 de julio de 2010
Carta abierta a Ingrid Betancurt.
Por Maritza Castrillon
Ingrid:
Difícilmente podría encabezar esta carta con un “respetada” o “apreciada”, dado que su condición actual frente a los colombianos no da para tanta diplomacia.
Bien complicado es para una ciudadana normal como yo, digerir sin indigestarse su última gran idea que tiene convulsionada, indignada y asqueada a la opinión pública. Me encantaría realmente poder hablarle de frente y expresarle la profunda antipatía que millones de colombianos estamos sintiendo por usted. Pero gracias a internet, estoy absolutamente segura de que terminará leyéndome, quizá en la intimidad de su habitación o tal vez frente a sus igualmente desvergonzadas madre y hermana.
Quiero decirle que no solamente estamos viéndola como el ícono del cinismo y la desfachatez si no también como la prueba fehaciente de que su oportunismo no tiene límites y de que la vergüenza no es una palabra que usted conozca en ningún idioma. Y, una vez más, como en ese febrero de 2.002, usted se equivocó. Si señora, se equivocó de cabo a rabo, porque los colombianos unidos hemos demostrado que no nos arredramos ante ningún tipo de delincuencia. Y usted es una vulgar delincuente oportunista. Más chanchullera terminó siendo que sus captores. Por lo menos con esos terroristas sabemos a qué atenernos, pero no hay nada peor que la condición subterránea de quien aparenta decencia y es solamente un vulgar y desvergonzado ladrón.
Que usted necesite plata es una cosa y otra bien distinta es que quiera arrebatársela al más pendejo. Demandar al Estado colombiano por su secuestro y sus consecuencias es algo que solamente cabe en su cabeza y en la de las dos hienas femeninas que la acolitan. De dónde sacó usted que los impuestos que pagamos los colombianos deben ir a su cuenta bancaria en retribución por su irresponsabilidad y sus ansias de protagonismo? ¿Cómo llegó usted a la conclusión de que la gratitud por un rescate que usted calificó como “perfecto” es traicionando a un país que marchó por usted y lloró de alegría el día en que el Ejército Nacional de Colombia la trajo a la libertad sin haber disparado un solo tiro? Dígale a su mami que es mejor quedar mal que quedar peor y que así quietecitas como estaban en Francia, era mejor. A los colombianos ya se nos estaba olvidando el show de odio y de mentiras que ella montó contra Colombia a causa de su absurda terquedad. También se nos estaba olvidando que fue usted misma quien propició su secuestro, empeñándose en ir a donde las fuerzas de seguridad le advirtieron no ir.
Su afrancesado talante no nos convenció nunca, Ingrid. Usted fue colombiana hasta que le convino y se convirtió en ciudadana francesa para que su familia pudiera denigrar de Colombia y su gobierno hasta el cansancio. No se nos olvida que rajaron de todo el mundo menos de los que la secuestraron. No se nos olvida que agradecieron a Chávez, Correa y Kirchner y lánguidamente a Uribe que fue el promotor de su libertad.
Por qué no demanda a su mami por esos genes tan torcidos que le dio? Por qué no demanda a Chávez por no haber intercedido en su favor frente a sus cómplices? ¿Por qué no demanda a Alfonso Cano, Iván Márquez y al Mono Jojoy? ¿Por qué carajos quiere mandarnos la mano al bolsillo de la manera más cínica y grotesca?
El sentimiento general de repudio es tal que en este momento desearíamos que usted jamás hubiera sido rescatada, porque si a alguien corresponde indemnizar por el sufrimiento de muchos es a USTED, descarada desagradecida.
En Francia le comen cuento. Usted se los tramó con “La Rabia en el Corazón”, que es la misma que estamos sintiendo al ver la manera como quiere asaltarnos. Su mamita los convenció de que usted era LA supercandidata presidencial, cuando en realidad su popularidad aquí valía menos que tres centavos. Su familia popularizó su secuestro en Europa poniendo a la comunidad internacional en contra de Colombia como si el Estado la hubiera raptado y callaron tímidamente la rampante verdad de que las FARC eran quienes se la habían trasteado, poniendo en absoluta responsabilidad del gobierno colombiano su libertad.
Calificativos para gentuza como usted hay muchos Ingrid, pero usted es la perfecta bruja arpía, capaz de pasar por encima de quien sea para lograr lo que quiere. Y lo que quiere es platica, de nuestro trabajo. ¡A ver!
A mi me importa un carajo lo que usted haga en Francia. Si la mantiene Sarkozy, si vende un libro o si se levanta un amante millonario. Poca falta le hace usted a Colombia, pero si se viene lanza en ristre a atracarnos, se estrelló contra el mundo otra vez, porque ese robo no lo vamos a permitir.
Sus pretensiones siempre van más allá de lo que la decencia permite, Ingrid. Qué hipocresía tan teatral la de sus declaraciones en el reciente aniversario de su rescate. Qué caradura. Visto está, lo que se hereda no se hurta, hijas de tigre salen pintadas, la perversión de su mamá elevada a la n potencia en usted. Ladronas desagradecidas.
Lleve la vida que le de la gana en París, pero no con nuestra plata, esquílmesela a otros, levántesela trabajando o como prefiera, pero ese zarpazo que le acaba de mandar a la Nación, no va a prosperar, a menos que la justicia de este país termine por demostrarnos categóricamente que es la más injusta del mundo.
MARITZA CASTRILLON SILVA
CIUDADANA COLOMBIANA
Ingrid:
Difícilmente podría encabezar esta carta con un “respetada” o “apreciada”, dado que su condición actual frente a los colombianos no da para tanta diplomacia.
Bien complicado es para una ciudadana normal como yo, digerir sin indigestarse su última gran idea que tiene convulsionada, indignada y asqueada a la opinión pública. Me encantaría realmente poder hablarle de frente y expresarle la profunda antipatía que millones de colombianos estamos sintiendo por usted. Pero gracias a internet, estoy absolutamente segura de que terminará leyéndome, quizá en la intimidad de su habitación o tal vez frente a sus igualmente desvergonzadas madre y hermana.
Quiero decirle que no solamente estamos viéndola como el ícono del cinismo y la desfachatez si no también como la prueba fehaciente de que su oportunismo no tiene límites y de que la vergüenza no es una palabra que usted conozca en ningún idioma. Y, una vez más, como en ese febrero de 2.002, usted se equivocó. Si señora, se equivocó de cabo a rabo, porque los colombianos unidos hemos demostrado que no nos arredramos ante ningún tipo de delincuencia. Y usted es una vulgar delincuente oportunista. Más chanchullera terminó siendo que sus captores. Por lo menos con esos terroristas sabemos a qué atenernos, pero no hay nada peor que la condición subterránea de quien aparenta decencia y es solamente un vulgar y desvergonzado ladrón.
Que usted necesite plata es una cosa y otra bien distinta es que quiera arrebatársela al más pendejo. Demandar al Estado colombiano por su secuestro y sus consecuencias es algo que solamente cabe en su cabeza y en la de las dos hienas femeninas que la acolitan. De dónde sacó usted que los impuestos que pagamos los colombianos deben ir a su cuenta bancaria en retribución por su irresponsabilidad y sus ansias de protagonismo? ¿Cómo llegó usted a la conclusión de que la gratitud por un rescate que usted calificó como “perfecto” es traicionando a un país que marchó por usted y lloró de alegría el día en que el Ejército Nacional de Colombia la trajo a la libertad sin haber disparado un solo tiro? Dígale a su mami que es mejor quedar mal que quedar peor y que así quietecitas como estaban en Francia, era mejor. A los colombianos ya se nos estaba olvidando el show de odio y de mentiras que ella montó contra Colombia a causa de su absurda terquedad. También se nos estaba olvidando que fue usted misma quien propició su secuestro, empeñándose en ir a donde las fuerzas de seguridad le advirtieron no ir.
Su afrancesado talante no nos convenció nunca, Ingrid. Usted fue colombiana hasta que le convino y se convirtió en ciudadana francesa para que su familia pudiera denigrar de Colombia y su gobierno hasta el cansancio. No se nos olvida que rajaron de todo el mundo menos de los que la secuestraron. No se nos olvida que agradecieron a Chávez, Correa y Kirchner y lánguidamente a Uribe que fue el promotor de su libertad.
Por qué no demanda a su mami por esos genes tan torcidos que le dio? Por qué no demanda a Chávez por no haber intercedido en su favor frente a sus cómplices? ¿Por qué no demanda a Alfonso Cano, Iván Márquez y al Mono Jojoy? ¿Por qué carajos quiere mandarnos la mano al bolsillo de la manera más cínica y grotesca?
El sentimiento general de repudio es tal que en este momento desearíamos que usted jamás hubiera sido rescatada, porque si a alguien corresponde indemnizar por el sufrimiento de muchos es a USTED, descarada desagradecida.
En Francia le comen cuento. Usted se los tramó con “La Rabia en el Corazón”, que es la misma que estamos sintiendo al ver la manera como quiere asaltarnos. Su mamita los convenció de que usted era LA supercandidata presidencial, cuando en realidad su popularidad aquí valía menos que tres centavos. Su familia popularizó su secuestro en Europa poniendo a la comunidad internacional en contra de Colombia como si el Estado la hubiera raptado y callaron tímidamente la rampante verdad de que las FARC eran quienes se la habían trasteado, poniendo en absoluta responsabilidad del gobierno colombiano su libertad.
Calificativos para gentuza como usted hay muchos Ingrid, pero usted es la perfecta bruja arpía, capaz de pasar por encima de quien sea para lograr lo que quiere. Y lo que quiere es platica, de nuestro trabajo. ¡A ver!
A mi me importa un carajo lo que usted haga en Francia. Si la mantiene Sarkozy, si vende un libro o si se levanta un amante millonario. Poca falta le hace usted a Colombia, pero si se viene lanza en ristre a atracarnos, se estrelló contra el mundo otra vez, porque ese robo no lo vamos a permitir.
Sus pretensiones siempre van más allá de lo que la decencia permite, Ingrid. Qué hipocresía tan teatral la de sus declaraciones en el reciente aniversario de su rescate. Qué caradura. Visto está, lo que se hereda no se hurta, hijas de tigre salen pintadas, la perversión de su mamá elevada a la n potencia en usted. Ladronas desagradecidas.
Lleve la vida que le de la gana en París, pero no con nuestra plata, esquílmesela a otros, levántesela trabajando o como prefiera, pero ese zarpazo que le acaba de mandar a la Nación, no va a prosperar, a menos que la justicia de este país termine por demostrarnos categóricamente que es la más injusta del mundo.
MARITZA CASTRILLON SILVA
CIUDADANA COLOMBIANA
domingo, 20 de junio de 2010
Santos se perfila como favorito en los comicios colombianos

tras el último golpe a las FARC
Foto: REUTERS
BOGOTÁ, 20 Jun. (EUROPA PRESS) - Unos 29 millones de colombianos están convocados a votar este domingo en la segunda vuelta presidencial, después de una campaña poco intensa en la que el candidato del gobernante Partido de la U, Juan Manuel Santos, ha tomado vuelo gracias a las recientes acciones del actual mandatario, Álvaro Uribe, considerado su padrino político, como el rescate de cuatro secuestrados en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Según recientes sondeos, Santos supera al aspirante del opositor Partido Verde, Antanas Mockus, con más de 30 puntos de ventaja, aunque las encuestas en esta segunda campaña han quedado a un lado debido al fracaso de las predicciones en la primera vuelta cuando se pronosticó un empate técnico entre ambos candidatos.
El ex ministro de Defensa, conocido como el 'delfín' de Uribe, ganó los pasados comicios con el 46 por ciento de los votos, mientras que Mockus --que se vislumbraba como la gran sensación-- se tuvo que conformar con el 21 por ciento. Pero además Santos ha logrado sumar apoyos de grupos políticos, asociaciones y personalidades de mucho peso en Colombia, lo que le ha permitido repuntar con fuerza en estas casi tres semanas de campaña.
Mockus, en cambio, se ha quedado detrás y sólo cuenta con el 30 por ciento de intención de voto, frente al 60 por ciento de respaldo de su contrincante. Esto ha hecho que la idea de unas elecciones cerradas entre ambos aspirantes quede en el pasado y se ponga en evidencia que los colombianos apuestan por la continuidad de los políticas 'uribistas'.
No cabe duda de que Uribe ha sido el que ha movido los hilos detrás de la campaña de Santos, aunque no de manera directa porque la ley local lo prohíbe. Pero hechos como la 'Operación Camaleón', que permitió la liberación, justo una semana antes de las elecciones, de cuatro oficiales en poder de las FARC, constituyeron un punto a favor del ex ministro.
Durante el último debate celebrado el pasado jueves, Mockus tuvo que reconocer que el operativo militar influirá en los resultados electorales. Santos, por su parte, rechazó hacer propaganda política con este asunto y criticó las versiones de que esta liberación haya sido planificada para favorecerle. "Carece de todo argumento y ofende a nuestras Fuerzas Armadas", fustigó.
PROPUESTAS
Santos es un político conocido en el país por su participación en los gobiernos de los ex presidentes Andrés Pastrana, como ministro de Hacienda; de César Gaviria, como ministro de Comercio Exterior; y en el de Álvaro Uribe, su padrino político, como ministro de Defensa.
Este último ha sido el cargo más controvertido de este economista de 58 años, con elementos a su favor, como la larga lista de detenciones de miembros de las FARC; y otros en contra, como su autorización al bombardeo de un campamento de la guerrilla en Ecuador en marzo de 2008. Esta operación desencadenó una crisis diplomática con este país que apenas ha empezado a resolverse.
El buque insignia de Santos en esta campaña ha sido su apuesta por la continuidad de la Política de Seguridad Democrática de Uribe que, en los últimos años y gracias al apoyo de Estados Unidos, ha conseguido diezmar a la guerrilla y los grupos paramilitares que operan en el país.
En esta segunda etapa electoral el candidato ha enfatizado en su propuesta de crear un Gobierno de Unidad Nacional que aglutine las medidas más enriquecedoras de cada uno de los partidos políticos con el fin de lograr "el milagro colombiano", tal y como hicieron los chilenos.
No obstante, consciente del alto nivel de paro que existe en el país y que ya alcanza el 12,3 por ciento, Santos ha presentado un importante programa de desarrollo económico, basado en la inversión privada, cuyos beneficios ha prometido volcar en un programa social de lucha contra el desempleo.
Enfrente se sitúa Mockus, un matemático y filósofo de origen lituano que ha logrado hacerse un hueco en esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales con una apuesta alternativa por la educación y el desarrollo sostenible.
Su principal baza es la prueba de la eficacia de su gestión en Bogotá, donde fue alcalde en dos periodos (1995-1997 y 2001-2003). En esta ciudad, el profesor de 58 años protagonizó una transformación radical a partir de la construcción de una conciencia ciudadana de tolerancia y protección a la vida y un saneamiento de las cuentas públicas que contribuyó a neutralizar la corrupción.
La seña de identidad de este académico es la apuesta por una revolución educativa que consiga erradicar los males endémicos del país, especialmente la corrupción. Una idea que ha sintetizado en la consigna "cuentas públicas, cuentas sagradas" y con la que pretende diferenciarse de gobiernos anteriores, salpicados por numerosos escándalos políticos.
No obstante, consciente de la importancia que reviste la seguridad en un país afectado por un conflicto interno, Mockus se ha manifestado a favor de las políticas iniciadas por la administración en curso y, en consecuencia, ha prometido continuar con ellas en caso de llegar a la Casa de Nariño.
TEMA CHÁVEZ
En el último debate, los dos aspirantes a la Presidencia confesaron que esperan la llamada del mandatario venezolano, Hugo Chávez, en caso de ganar los comicios. Santos ha dicho que espera ese contacto de su vecino para dialogar sobre el restablecimiento de las relaciones bilaterales que se mantienen congeladas desde finales del año pasado.
Chávez ha dejado claro su rechazo a las políticas de Uribe y a su estrategia de seguridad para combatir a los grupos armados como las FARC, que han sentado algunos campamentos en territorio venezolano, despertando constantes roces diplomáticos. No obstante, el mandatario socialista ha dicho que está dispuesto a conversar con Santos si llega a la Casa de Nariño.
Mockus, por su parte, consideró que para poder restablecer las relaciones con Caracas será necesario diseñar un "mapa completo de la interdependencia" en el que se defina los "intereses en común", además de los proyectos conjuntos y la evolución del comercio. "Cerca de 300.000 empleos dependen del mejoramiento de las relaciones con Venezuela y Ecuador, hay que poner todo eso en el mapa", opinó.
"ALERTA MÁXIMA"
Las Fuerzas Armadas están en alerta máxima de cara a estas elecciones en la que 400.000 efectivos, entre policías y militares, formarán parte del llamado 'Plan Democracia', activado por el Gobierno para garantizar la seguridad durante la jornada electoral del domingo.
Solo un seis por ciento de los 1.102 municipios del país enfrenta un riesgo extraordinario o alto por la posibilidad de que tanto la guerrilla como los grupos paramilitares boicoteen las elecciones a través de atentados contra candidatos y centros de votación.
"El narcoterrorismo de las FARC y del ELN (Ejército de Liberación Nacional) no ha dejado de intentar todos los días acciones en diferentes regiones en donde todavía existe alguna presencia, han buscado afectar la seguridad democrática de los colombianos y no lo han podido hacer y tampoco lo podrán hacer el domingo", advirtió el ministro de Defensa, Gabriel Silva.
Más de 29 millones de colombianos están llamados a las urnas este domingo para elegir a su próximo presidente. Para ello se habilitarán 71.000 mesas repartidas en más de 10.000 centros de votación por todo el país. La Registraduría Nacional del Estado Civil que la abstención sea del 50 por ciento, casi igual a la de la pasada vuelta.
Ante esta situación, Uribe ha hecho un llamamiento a los ciudadanos "sacrificar" los partidos de fútbol que se realizarán en el marco del Mundial de Sudáfrica, para ir a ejercer su derecho de sufragio.
Foto: REUTERS
BOGOTÁ, 20 Jun. (EUROPA PRESS) - Unos 29 millones de colombianos están convocados a votar este domingo en la segunda vuelta presidencial, después de una campaña poco intensa en la que el candidato del gobernante Partido de la U, Juan Manuel Santos, ha tomado vuelo gracias a las recientes acciones del actual mandatario, Álvaro Uribe, considerado su padrino político, como el rescate de cuatro secuestrados en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Según recientes sondeos, Santos supera al aspirante del opositor Partido Verde, Antanas Mockus, con más de 30 puntos de ventaja, aunque las encuestas en esta segunda campaña han quedado a un lado debido al fracaso de las predicciones en la primera vuelta cuando se pronosticó un empate técnico entre ambos candidatos.
El ex ministro de Defensa, conocido como el 'delfín' de Uribe, ganó los pasados comicios con el 46 por ciento de los votos, mientras que Mockus --que se vislumbraba como la gran sensación-- se tuvo que conformar con el 21 por ciento. Pero además Santos ha logrado sumar apoyos de grupos políticos, asociaciones y personalidades de mucho peso en Colombia, lo que le ha permitido repuntar con fuerza en estas casi tres semanas de campaña.
Mockus, en cambio, se ha quedado detrás y sólo cuenta con el 30 por ciento de intención de voto, frente al 60 por ciento de respaldo de su contrincante. Esto ha hecho que la idea de unas elecciones cerradas entre ambos aspirantes quede en el pasado y se ponga en evidencia que los colombianos apuestan por la continuidad de los políticas 'uribistas'.
No cabe duda de que Uribe ha sido el que ha movido los hilos detrás de la campaña de Santos, aunque no de manera directa porque la ley local lo prohíbe. Pero hechos como la 'Operación Camaleón', que permitió la liberación, justo una semana antes de las elecciones, de cuatro oficiales en poder de las FARC, constituyeron un punto a favor del ex ministro.
Durante el último debate celebrado el pasado jueves, Mockus tuvo que reconocer que el operativo militar influirá en los resultados electorales. Santos, por su parte, rechazó hacer propaganda política con este asunto y criticó las versiones de que esta liberación haya sido planificada para favorecerle. "Carece de todo argumento y ofende a nuestras Fuerzas Armadas", fustigó.
PROPUESTAS
Santos es un político conocido en el país por su participación en los gobiernos de los ex presidentes Andrés Pastrana, como ministro de Hacienda; de César Gaviria, como ministro de Comercio Exterior; y en el de Álvaro Uribe, su padrino político, como ministro de Defensa.
Este último ha sido el cargo más controvertido de este economista de 58 años, con elementos a su favor, como la larga lista de detenciones de miembros de las FARC; y otros en contra, como su autorización al bombardeo de un campamento de la guerrilla en Ecuador en marzo de 2008. Esta operación desencadenó una crisis diplomática con este país que apenas ha empezado a resolverse.
El buque insignia de Santos en esta campaña ha sido su apuesta por la continuidad de la Política de Seguridad Democrática de Uribe que, en los últimos años y gracias al apoyo de Estados Unidos, ha conseguido diezmar a la guerrilla y los grupos paramilitares que operan en el país.
En esta segunda etapa electoral el candidato ha enfatizado en su propuesta de crear un Gobierno de Unidad Nacional que aglutine las medidas más enriquecedoras de cada uno de los partidos políticos con el fin de lograr "el milagro colombiano", tal y como hicieron los chilenos.
No obstante, consciente del alto nivel de paro que existe en el país y que ya alcanza el 12,3 por ciento, Santos ha presentado un importante programa de desarrollo económico, basado en la inversión privada, cuyos beneficios ha prometido volcar en un programa social de lucha contra el desempleo.
Enfrente se sitúa Mockus, un matemático y filósofo de origen lituano que ha logrado hacerse un hueco en esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales con una apuesta alternativa por la educación y el desarrollo sostenible.
Su principal baza es la prueba de la eficacia de su gestión en Bogotá, donde fue alcalde en dos periodos (1995-1997 y 2001-2003). En esta ciudad, el profesor de 58 años protagonizó una transformación radical a partir de la construcción de una conciencia ciudadana de tolerancia y protección a la vida y un saneamiento de las cuentas públicas que contribuyó a neutralizar la corrupción.
La seña de identidad de este académico es la apuesta por una revolución educativa que consiga erradicar los males endémicos del país, especialmente la corrupción. Una idea que ha sintetizado en la consigna "cuentas públicas, cuentas sagradas" y con la que pretende diferenciarse de gobiernos anteriores, salpicados por numerosos escándalos políticos.
No obstante, consciente de la importancia que reviste la seguridad en un país afectado por un conflicto interno, Mockus se ha manifestado a favor de las políticas iniciadas por la administración en curso y, en consecuencia, ha prometido continuar con ellas en caso de llegar a la Casa de Nariño.
TEMA CHÁVEZ
En el último debate, los dos aspirantes a la Presidencia confesaron que esperan la llamada del mandatario venezolano, Hugo Chávez, en caso de ganar los comicios. Santos ha dicho que espera ese contacto de su vecino para dialogar sobre el restablecimiento de las relaciones bilaterales que se mantienen congeladas desde finales del año pasado.
Chávez ha dejado claro su rechazo a las políticas de Uribe y a su estrategia de seguridad para combatir a los grupos armados como las FARC, que han sentado algunos campamentos en territorio venezolano, despertando constantes roces diplomáticos. No obstante, el mandatario socialista ha dicho que está dispuesto a conversar con Santos si llega a la Casa de Nariño.
Mockus, por su parte, consideró que para poder restablecer las relaciones con Caracas será necesario diseñar un "mapa completo de la interdependencia" en el que se defina los "intereses en común", además de los proyectos conjuntos y la evolución del comercio. "Cerca de 300.000 empleos dependen del mejoramiento de las relaciones con Venezuela y Ecuador, hay que poner todo eso en el mapa", opinó.
"ALERTA MÁXIMA"
Las Fuerzas Armadas están en alerta máxima de cara a estas elecciones en la que 400.000 efectivos, entre policías y militares, formarán parte del llamado 'Plan Democracia', activado por el Gobierno para garantizar la seguridad durante la jornada electoral del domingo.
Solo un seis por ciento de los 1.102 municipios del país enfrenta un riesgo extraordinario o alto por la posibilidad de que tanto la guerrilla como los grupos paramilitares boicoteen las elecciones a través de atentados contra candidatos y centros de votación.
"El narcoterrorismo de las FARC y del ELN (Ejército de Liberación Nacional) no ha dejado de intentar todos los días acciones en diferentes regiones en donde todavía existe alguna presencia, han buscado afectar la seguridad democrática de los colombianos y no lo han podido hacer y tampoco lo podrán hacer el domingo", advirtió el ministro de Defensa, Gabriel Silva.
Más de 29 millones de colombianos están llamados a las urnas este domingo para elegir a su próximo presidente. Para ello se habilitarán 71.000 mesas repartidas en más de 10.000 centros de votación por todo el país. La Registraduría Nacional del Estado Civil que la abstención sea del 50 por ciento, casi igual a la de la pasada vuelta.
Ante esta situación, Uribe ha hecho un llamamiento a los ciudadanos "sacrificar" los partidos de fútbol que se realizarán en el marco del Mundial de Sudáfrica, para ir a ejercer su derecho de sufragio.
sábado, 29 de mayo de 2010
Chávez, el "amigo" que ningún candidato quiere en Colombia
www.lanacion.com.ar
Argentina.
Las críticas del mandatario venezolano se traducen en un inmediato repunte en los sondeos.
BOGOTA.- Los programas políticos de televisión no dejan de criticarlo. Tampoco las pancartas electorales que pueblan todo el país. Y, como si se tratase del amor más escandaloso, los candidatos colombianos se acusan entre sí de albergar simpatías secretas e inconfesables por él, cuando faltan apenas cuatro días para los comicios.
¿De quién se trata? Nada menos que del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de por sí una fuerza polarizante en la región, pero aún más en este país, donde el tema de si el próximo mandatario colombiano debe ser duro o blando con él se ha transformado en uno de los principales temas de campaña. Y Chávez, siempre solícito para retribuir ese "afecto", no ha dudado en inmiscuirse todo lo posible en la contienda.
Así, se ha transformado en una especie de gran elector en los comicios del domingo, pero al revés.
Si critica a un candidato, como lo ha hecho reiteradamente con Santos (dijo que habría guerra entre Venezuela y Colombia si él ganaba), no hace más que reposicionarlo en las encuestas.
Para buena parte de los colombianos, las críticas de Chávez al postulante oficialista serían una prueba de que él, y no el opositor Antanas Mockus, es el verdadero heredero del popular presidente Alvaro Uribe, el mayor adversario político del líder venezolano en la región.
Tal es la animadversión que despierta Chávez aquí que el presentador peruano Jaime Bayly, que conduce uno de los programas políticos más populares en este país, ha dicho, después de confesar su sensación de que Mockus vencería a Santos por unos pocos puntos en la primera vuelta, que le gustaría que ganara el postulante oficialista sólo porque estaba seguro de que eso ocasionaría "un fuerte malestar hepático" al líder venezolano.
Paralelamente, si Chávez no habla de algún candidato (como ocurre con Mockus) se considera ese silencio sospechoso, sobre todo si este excéntrico filósofo y matemático comete, como ocurrió hace unos días, la ingenuidad política de declarar que admira a Chávez únicamente por ser el presidente de Venezuela y por su investidura de mandatario, en un momento particularmente malo de las relaciones bilaterales entre ambos países.
El daño
Aunque Mockus marcó las distancias ideológicas del caso y dijo que no toleraría la injerencia de Caracas en los asuntos colombianos, el daño ya estaba hecho: la ola verde, que parecía que iba a arrasar con todo y que abría la posibilidad de que Mockus ganara en primera vuelta, se detuvo. Ahora hay un empate técnico y los dos candidatos tienen un respaldo del orden del 35% del electorado cada uno.
En realidad, es todavía peor: si Chávez llegara a expresar su preferencia por alguno de los candidatos, como lo ha hecho en Bolivia, Perú, Ecuador, Paraguay y? la Argentina, entre otros países, eso significaría sin duda que sus posibilidades de llegar a la presidencia se derrumbarían como un castillo de naipes.
Incluso, ayer, el ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, y el responsable de la policía, general Oscar Naranjo, culparon a Venezuela de la denuncia de un ex policía de este país que vinculó al hermano de Uribe, Sebastián, con un escuadrón de la muerte paramilitar. "Hay operaciones de inteligencia desde Venezuela para desprestigiar al presidente Uribe, utilizando toda clase de artimañas", dijo Silva. El propio vicepresidente colombiano, Francisco Santos, dijo que la denuncia tiene una "intencionalidad política" clara: perjudicar la candidatura de Juan Manuel Santos.
¿Estaría entonces Venezuela tratando de desalentar el voto por él?
"Las direcciones de inteligencia e investigación judicial de la policía son reconocidas por la calidad de su trabajo y gozan de una buena reputación, de modo que las afirmaciones del general Naranjo merecen bastante credibilidad -dijo a LA NACION el analista de defensa colombiano Nicolás Urrutia-. Por otro lado, también es cierto que ha habido movimientos poco ortodoxos de dinero desde Caracas para influenciar el desarrollo político y los procesos electorales en otros países de la región andina, para no hablar de la Argentina."
Según el especialista, un antecedente puede ser el caso de Rafael García, un ex funcionario del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que denunció al gobierno por las escuchas y el hostigamiento a opositores y periodistas atribuido a este organismo de inteligencia.
"Poco después de hacer las denuncias, García se radicó en Venezuela, donde se le entregó inmediatamente un documento de identidad venezolano, además de alojamiento y 100.000 dólares en efectivo", dijo.
Ahora bien, ¿qué hay detrás de esta auténtica "guerra fría del siglo XXI" entre Bogotá y Caracas, en la que Chávez dice que el gobierno colombiano tiene nexos con sectores golpistas venezolanos y Uribe lo acusa de prohijar a las FARC? ¿Puede pasar a ser una guerra caliente?
El rearme militar
Por ahora, según contó a LA NACION el ex canciller Rodrigo Pardo, las divergencias bilaterales llevaron a que las exportaciones colombianas a Venezuela, que ascendían a los 7000 millones de dólares anuales, se recortaran en unos 3000 millones.
El telón de fondo es todavía más preocupante: Chávez fortalece el ejército comprando armas a Rusia y a China, mientras Colombia estrecha la cooperación militar con Estados Unidos.
Si bien el ejército colombiano tiene mucha mayor experiencia operacional que el venezolano, Caracas "ha construido unas fuerzas armadas sin parangón" en la región andina, dijo Urrutia, quien, sin embargo, se declara escéptico de que Chávez use los flamantes aviones rusos Sukhoi contra Bogotá, como advirtió en varias oportunidades.
"Los pilotos venezolanos están acostumbrados a volar aviones con instrucciones en inglés y su adaptación a una tecnología tan distinta no es evidente -enfatizó-. Sabemos que los Sukhoi vuelan, pero a nadie le consta que aterricen sin ayuda de pilotos rusos."
Argentina.
Las críticas del mandatario venezolano se traducen en un inmediato repunte en los sondeos.
BOGOTA.- Los programas políticos de televisión no dejan de criticarlo. Tampoco las pancartas electorales que pueblan todo el país. Y, como si se tratase del amor más escandaloso, los candidatos colombianos se acusan entre sí de albergar simpatías secretas e inconfesables por él, cuando faltan apenas cuatro días para los comicios.
¿De quién se trata? Nada menos que del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de por sí una fuerza polarizante en la región, pero aún más en este país, donde el tema de si el próximo mandatario colombiano debe ser duro o blando con él se ha transformado en uno de los principales temas de campaña. Y Chávez, siempre solícito para retribuir ese "afecto", no ha dudado en inmiscuirse todo lo posible en la contienda.
Así, se ha transformado en una especie de gran elector en los comicios del domingo, pero al revés.
Si critica a un candidato, como lo ha hecho reiteradamente con Santos (dijo que habría guerra entre Venezuela y Colombia si él ganaba), no hace más que reposicionarlo en las encuestas.
Para buena parte de los colombianos, las críticas de Chávez al postulante oficialista serían una prueba de que él, y no el opositor Antanas Mockus, es el verdadero heredero del popular presidente Alvaro Uribe, el mayor adversario político del líder venezolano en la región.
Tal es la animadversión que despierta Chávez aquí que el presentador peruano Jaime Bayly, que conduce uno de los programas políticos más populares en este país, ha dicho, después de confesar su sensación de que Mockus vencería a Santos por unos pocos puntos en la primera vuelta, que le gustaría que ganara el postulante oficialista sólo porque estaba seguro de que eso ocasionaría "un fuerte malestar hepático" al líder venezolano.
Paralelamente, si Chávez no habla de algún candidato (como ocurre con Mockus) se considera ese silencio sospechoso, sobre todo si este excéntrico filósofo y matemático comete, como ocurrió hace unos días, la ingenuidad política de declarar que admira a Chávez únicamente por ser el presidente de Venezuela y por su investidura de mandatario, en un momento particularmente malo de las relaciones bilaterales entre ambos países.
El daño
Aunque Mockus marcó las distancias ideológicas del caso y dijo que no toleraría la injerencia de Caracas en los asuntos colombianos, el daño ya estaba hecho: la ola verde, que parecía que iba a arrasar con todo y que abría la posibilidad de que Mockus ganara en primera vuelta, se detuvo. Ahora hay un empate técnico y los dos candidatos tienen un respaldo del orden del 35% del electorado cada uno.
En realidad, es todavía peor: si Chávez llegara a expresar su preferencia por alguno de los candidatos, como lo ha hecho en Bolivia, Perú, Ecuador, Paraguay y? la Argentina, entre otros países, eso significaría sin duda que sus posibilidades de llegar a la presidencia se derrumbarían como un castillo de naipes.
Incluso, ayer, el ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, y el responsable de la policía, general Oscar Naranjo, culparon a Venezuela de la denuncia de un ex policía de este país que vinculó al hermano de Uribe, Sebastián, con un escuadrón de la muerte paramilitar. "Hay operaciones de inteligencia desde Venezuela para desprestigiar al presidente Uribe, utilizando toda clase de artimañas", dijo Silva. El propio vicepresidente colombiano, Francisco Santos, dijo que la denuncia tiene una "intencionalidad política" clara: perjudicar la candidatura de Juan Manuel Santos.
¿Estaría entonces Venezuela tratando de desalentar el voto por él?
"Las direcciones de inteligencia e investigación judicial de la policía son reconocidas por la calidad de su trabajo y gozan de una buena reputación, de modo que las afirmaciones del general Naranjo merecen bastante credibilidad -dijo a LA NACION el analista de defensa colombiano Nicolás Urrutia-. Por otro lado, también es cierto que ha habido movimientos poco ortodoxos de dinero desde Caracas para influenciar el desarrollo político y los procesos electorales en otros países de la región andina, para no hablar de la Argentina."
Según el especialista, un antecedente puede ser el caso de Rafael García, un ex funcionario del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que denunció al gobierno por las escuchas y el hostigamiento a opositores y periodistas atribuido a este organismo de inteligencia.
"Poco después de hacer las denuncias, García se radicó en Venezuela, donde se le entregó inmediatamente un documento de identidad venezolano, además de alojamiento y 100.000 dólares en efectivo", dijo.
Ahora bien, ¿qué hay detrás de esta auténtica "guerra fría del siglo XXI" entre Bogotá y Caracas, en la que Chávez dice que el gobierno colombiano tiene nexos con sectores golpistas venezolanos y Uribe lo acusa de prohijar a las FARC? ¿Puede pasar a ser una guerra caliente?
El rearme militar
Por ahora, según contó a LA NACION el ex canciller Rodrigo Pardo, las divergencias bilaterales llevaron a que las exportaciones colombianas a Venezuela, que ascendían a los 7000 millones de dólares anuales, se recortaran en unos 3000 millones.
El telón de fondo es todavía más preocupante: Chávez fortalece el ejército comprando armas a Rusia y a China, mientras Colombia estrecha la cooperación militar con Estados Unidos.
Si bien el ejército colombiano tiene mucha mayor experiencia operacional que el venezolano, Caracas "ha construido unas fuerzas armadas sin parangón" en la región andina, dijo Urrutia, quien, sin embargo, se declara escéptico de que Chávez use los flamantes aviones rusos Sukhoi contra Bogotá, como advirtió en varias oportunidades.
"Los pilotos venezolanos están acostumbrados a volar aviones con instrucciones en inglés y su adaptación a una tecnología tan distinta no es evidente -enfatizó-. Sabemos que los Sukhoi vuelan, pero a nadie le consta que aterricen sin ayuda de pilotos rusos."
viernes, 21 de mayo de 2010
Entrevista a Carlos Alberto Montaner
: "Mockus es el candidato de Chávez"
Ricardo Angoso
Miércoles, 19 de mayo de 2010
CARLOS ALBERTO MONTANER es, seguramente, el disidente cubano más conocido, la voz intelectual, sincera y rigurosa del anticastrismo. Periodista y escritor, Montaner fue cuatro años catedrático de literatura en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Ha sido profesor, investigador y también escritor. En los últimos tiempos, es conocido, sobre todo, por su actividad periodística y su columna aparece semanalmente en docenas de publicaciones de Europa, América Latina y Estados Unidos. Más de seis millones de personas le leen en todo el continente. Desde 1970 reside en Madrid, donde le entrevistamos antes de la Cumbre de Madrid entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. Una entrevista que es la continuación de otra mantenida por este mismo periodista hace ya más de una veintena de años, que no son nada, en opinión del cantante de tangos Carlos Gardel.
Ricardo Angoso:¿Cómo examina la próxima Cumbre de Madrid?
Carlos Alberto Montaner: América Latina interesa poco en Europa. Los lazos económicos y políticos son escasamente importantes. España hace cierto esfuerzo por convertirse en el gran interlocutor de la región en Europa, pero la diplomacia española se ha desacreditado ante muchas cancillerías de la UE por sus esfuerzos absurdos encaminados a tratar de eliminar la posición común europea frente a la dictadura cubana. Además, en Europa no hay simpatías para algunas de las estrellas mediáticas latinoamericanas: Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro, Daniel Ortega. La excepción es Lula da Silva. En todo caso, esas Cumbres se concibieron para anudar los lazos entre Europa y América Latina, pero los gobernantes del llamado Socialismo del siglo XXI las utilizan para sus campañas propagandísticas antioccidentales.
R.A.: ¿Y la "deferencia" de Moratinos con el bloque chavista para que Honduras tenga una presencia de segundo orden como lo valora?
C.A.M.:Objetivamente, Moratinos se no se comporta en América Latina como un verdadero demócrata. Me parece lamentable que la cancillería española haya aceptado participar de la humillación a Honduras. El presidente Porfirio Lobo fue electo en unas elecciones libres y obtuvo la mayor votación que cualquier candidato hondureño haya recibido en los últimos cincuenta años. Como señaló el analista Moisés Naim, es inconcebible que alguien como Lula da Silva pida la exclusión de Honduras de la Cumbre madrileña y dé por buenos los comicios iraníes y reciba con besos y abrazos a Ahmadineyab, mientras condena y no acepta las elecciones hondureñas. Los otros dos líderes que encabezaron el ataque al legítimo gobierno de Honduras son nada menos que el golpista Hugo Chávez y Daniel Ortega, el ex dictador sandinista que todos los días viola la constitución de su país.
R.A.:¿Cree que la interferencia del régimen chavista en las elecciones colombianas irá más allá?
C.A.M.:Sí, Chávez hará todo lo que esté a su alcance para evitar que Juan Manuel Santos gane la presidencia y prolongue la exitosa estrategia que Uribe de “seguridad democrática” puso en marcha contra las narcoguerrillas comunistas. Su candidato es Mockus. No porque éste suscriba sus ideas, sino para que pierda Santos. Chávez está interviniendo en los asuntos internos de Colombia y lo seguirá haciendo después de las elecciones.
R.A.:¿Y en Honduras, cómo ve el proceso, está cerrada la crisis?
C.A.M.:Por ahora, sí, pero no de manera permanente. Zelaya está jugando a la desestabilización del país con la ayuda de Chávez y eso no es difícil en donde se conjugan dos elementos muy explosivos: unas extendidas mafias de delincuentes juveniles, allí llamadas “maras”, y una pobreza muy extendida.
R.A.:España sigue creyendo que el diálogo es el camino con la Cuba de Castro, ¿acierta o está en la peor de las direcciones, como suele ser?
C.A.M.:El gobierno de los Castro le ha tomado el pelo a España desde la época de Franco. Está probado que la mejor estrategia frente a la dictadura cubana es hablar claro, denunciar lo que sea censurable, apoyar a los demócratas de la oposición y no admitir ninguna suerte de chantaje. Los gobiernos norteamericanos que adoptaron esa política de firmeza tuvieron menos conflictos con Cuba. Reagan y los dos Bush, por ejemplo. Sin embargo, en épocas de Lyndon Johnson, Jimmy Carter y Bill Clinton, mucho más contemporizadores, La Habana desató éxodos salvajes contra el estado de Florida.
R.A.:Hace 20 años le entreviste en Madrid, ¿cómo está la Cuba de hoy? ¿No ha cambiado nada?
C.A.M.:Sí, hay algunos cambios, pero no son fácilmente observables. Hace 20 años Fidel Castro, tras el derrumbe del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS, aseguró que salvaría al comunismo y en el orden material lograría un modelo mucho más productivo en un plazo de cinco o seis años. Hoy el país está en una situación deplorable, vive de la caridad de Hugo Chávez, y ya caso nadie dentro de la estructura de poder cree en el colectivismo o en las supersticiones marxistas. El régimen se sostiene por inercia y a palo y tentetieso. La necesidad de un cambio radical es ya un clamor en la sociedad cubana. Cuando se produzca la coyuntura adecuada el régimen será transformado en otra cosa totalmente diferente.
R.A.:El modelo de democracia occidental parece amenazado en América Latina, ¿cuáles cree que son los próximos desafíos?
C.A.M.:Salvo Uruguay, Chile y Costa Rica, hablando del continente, la democracia pende de un fino hilo. Hay dos desafíos clave en la región y están íntimamente ligados: propiciar fórmulas de desarrollo con equidad que rescaten de la pobreza a decenas de millones de personas y conseguir que los gobernantes y los gobernados se sometan al imperio de la ley para que se reconcilien la sociedad y el Estado. Mientras lo que llamamos Estado de Derecho, y lo que calificamos como economía libre de mercado no funcionen con cierta eficiencia, la democracia estará en peligro en América Latina.
R.A.:Estados Unidos parece menos implicado en los asuntos del continente, ¿cómo juzgaría su posición tras la llegada de Obama al poder?
C.A.M.:Vuelve a ponerse de moda una vieja frase: benigna negligencia. Pero eso no tiene mucha importancia. Ya se sabe que ni Estados Unidos ni Europa pueden imponer el buen gobierno en América Latina. En todo caso, hay un componente neurótico en eso de siempre estar esperando de Estados Unidos la solución de los problemas latinoamericanos. Jamás he visto a un presidente suizo preocupado porque Estados Unidos no le presta atención al país.
R.A.:¿Cuáles serían, a su entender, los próximos retos de América Latina en el plano político?
C.A.M.: La democracia en el continente pende de un fino hilo, no está firmemente asentada, salvo excepciones: Costa Rica, Chile y Uruguay. Los retos están claros. Consolidar la democracia, lo que significa fortalecer a los partidos políticos, multiplicar los acuerdos de libre comercio y acelerar los procesos de transferencia tecnológica y adquisición de capital para poder acercarnos a los modos de producción y a los patrones de consumo del primer mundo.
R.A.:¿Hacia dónde va América, en general, se afianzará la preponderancia actual del bloque que lidera Venezuela en detrimento del modelo occidental?
C.A.M.:No creo. El circuito de países del llamado Socialismo del Siglo XXI es muy frágil. Chávez es el peor gobernante que ha conocido Venezuela, pese al río de petrodólares que le ha entrado al país. Además, han creado una cadena de interdependencia que los hace más débiles. Han tratado de forjar una especie de mini “campo socialista” para enfrentar colegiadamente a sus supuestos enemigos, especialmente a los yanquis, pero eso los hace más vulnerable. Por ejemplo, lo probable es que si Chávez sale del poder, por el medio que sea, el gobierno de Raúl Castro entra en crisis. Y viceversa. Por una vez, en la unión está la debilidad.
Ricardo Angoso
Miércoles, 19 de mayo de 2010
CARLOS ALBERTO MONTANER es, seguramente, el disidente cubano más conocido, la voz intelectual, sincera y rigurosa del anticastrismo. Periodista y escritor, Montaner fue cuatro años catedrático de literatura en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Ha sido profesor, investigador y también escritor. En los últimos tiempos, es conocido, sobre todo, por su actividad periodística y su columna aparece semanalmente en docenas de publicaciones de Europa, América Latina y Estados Unidos. Más de seis millones de personas le leen en todo el continente. Desde 1970 reside en Madrid, donde le entrevistamos antes de la Cumbre de Madrid entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. Una entrevista que es la continuación de otra mantenida por este mismo periodista hace ya más de una veintena de años, que no son nada, en opinión del cantante de tangos Carlos Gardel.
Ricardo Angoso:¿Cómo examina la próxima Cumbre de Madrid?
Carlos Alberto Montaner: América Latina interesa poco en Europa. Los lazos económicos y políticos son escasamente importantes. España hace cierto esfuerzo por convertirse en el gran interlocutor de la región en Europa, pero la diplomacia española se ha desacreditado ante muchas cancillerías de la UE por sus esfuerzos absurdos encaminados a tratar de eliminar la posición común europea frente a la dictadura cubana. Además, en Europa no hay simpatías para algunas de las estrellas mediáticas latinoamericanas: Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro, Daniel Ortega. La excepción es Lula da Silva. En todo caso, esas Cumbres se concibieron para anudar los lazos entre Europa y América Latina, pero los gobernantes del llamado Socialismo del siglo XXI las utilizan para sus campañas propagandísticas antioccidentales.
R.A.: ¿Y la "deferencia" de Moratinos con el bloque chavista para que Honduras tenga una presencia de segundo orden como lo valora?
C.A.M.:Objetivamente, Moratinos se no se comporta en América Latina como un verdadero demócrata. Me parece lamentable que la cancillería española haya aceptado participar de la humillación a Honduras. El presidente Porfirio Lobo fue electo en unas elecciones libres y obtuvo la mayor votación que cualquier candidato hondureño haya recibido en los últimos cincuenta años. Como señaló el analista Moisés Naim, es inconcebible que alguien como Lula da Silva pida la exclusión de Honduras de la Cumbre madrileña y dé por buenos los comicios iraníes y reciba con besos y abrazos a Ahmadineyab, mientras condena y no acepta las elecciones hondureñas. Los otros dos líderes que encabezaron el ataque al legítimo gobierno de Honduras son nada menos que el golpista Hugo Chávez y Daniel Ortega, el ex dictador sandinista que todos los días viola la constitución de su país.
R.A.:¿Cree que la interferencia del régimen chavista en las elecciones colombianas irá más allá?
C.A.M.:Sí, Chávez hará todo lo que esté a su alcance para evitar que Juan Manuel Santos gane la presidencia y prolongue la exitosa estrategia que Uribe de “seguridad democrática” puso en marcha contra las narcoguerrillas comunistas. Su candidato es Mockus. No porque éste suscriba sus ideas, sino para que pierda Santos. Chávez está interviniendo en los asuntos internos de Colombia y lo seguirá haciendo después de las elecciones.
R.A.:¿Y en Honduras, cómo ve el proceso, está cerrada la crisis?
C.A.M.:Por ahora, sí, pero no de manera permanente. Zelaya está jugando a la desestabilización del país con la ayuda de Chávez y eso no es difícil en donde se conjugan dos elementos muy explosivos: unas extendidas mafias de delincuentes juveniles, allí llamadas “maras”, y una pobreza muy extendida.
R.A.:España sigue creyendo que el diálogo es el camino con la Cuba de Castro, ¿acierta o está en la peor de las direcciones, como suele ser?
C.A.M.:El gobierno de los Castro le ha tomado el pelo a España desde la época de Franco. Está probado que la mejor estrategia frente a la dictadura cubana es hablar claro, denunciar lo que sea censurable, apoyar a los demócratas de la oposición y no admitir ninguna suerte de chantaje. Los gobiernos norteamericanos que adoptaron esa política de firmeza tuvieron menos conflictos con Cuba. Reagan y los dos Bush, por ejemplo. Sin embargo, en épocas de Lyndon Johnson, Jimmy Carter y Bill Clinton, mucho más contemporizadores, La Habana desató éxodos salvajes contra el estado de Florida.
R.A.:Hace 20 años le entreviste en Madrid, ¿cómo está la Cuba de hoy? ¿No ha cambiado nada?
C.A.M.:Sí, hay algunos cambios, pero no son fácilmente observables. Hace 20 años Fidel Castro, tras el derrumbe del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS, aseguró que salvaría al comunismo y en el orden material lograría un modelo mucho más productivo en un plazo de cinco o seis años. Hoy el país está en una situación deplorable, vive de la caridad de Hugo Chávez, y ya caso nadie dentro de la estructura de poder cree en el colectivismo o en las supersticiones marxistas. El régimen se sostiene por inercia y a palo y tentetieso. La necesidad de un cambio radical es ya un clamor en la sociedad cubana. Cuando se produzca la coyuntura adecuada el régimen será transformado en otra cosa totalmente diferente.
R.A.:El modelo de democracia occidental parece amenazado en América Latina, ¿cuáles cree que son los próximos desafíos?
C.A.M.:Salvo Uruguay, Chile y Costa Rica, hablando del continente, la democracia pende de un fino hilo. Hay dos desafíos clave en la región y están íntimamente ligados: propiciar fórmulas de desarrollo con equidad que rescaten de la pobreza a decenas de millones de personas y conseguir que los gobernantes y los gobernados se sometan al imperio de la ley para que se reconcilien la sociedad y el Estado. Mientras lo que llamamos Estado de Derecho, y lo que calificamos como economía libre de mercado no funcionen con cierta eficiencia, la democracia estará en peligro en América Latina.
R.A.:Estados Unidos parece menos implicado en los asuntos del continente, ¿cómo juzgaría su posición tras la llegada de Obama al poder?
C.A.M.:Vuelve a ponerse de moda una vieja frase: benigna negligencia. Pero eso no tiene mucha importancia. Ya se sabe que ni Estados Unidos ni Europa pueden imponer el buen gobierno en América Latina. En todo caso, hay un componente neurótico en eso de siempre estar esperando de Estados Unidos la solución de los problemas latinoamericanos. Jamás he visto a un presidente suizo preocupado porque Estados Unidos no le presta atención al país.
R.A.:¿Cuáles serían, a su entender, los próximos retos de América Latina en el plano político?
C.A.M.: La democracia en el continente pende de un fino hilo, no está firmemente asentada, salvo excepciones: Costa Rica, Chile y Uruguay. Los retos están claros. Consolidar la democracia, lo que significa fortalecer a los partidos políticos, multiplicar los acuerdos de libre comercio y acelerar los procesos de transferencia tecnológica y adquisición de capital para poder acercarnos a los modos de producción y a los patrones de consumo del primer mundo.
R.A.:¿Hacia dónde va América, en general, se afianzará la preponderancia actual del bloque que lidera Venezuela en detrimento del modelo occidental?
C.A.M.:No creo. El circuito de países del llamado Socialismo del Siglo XXI es muy frágil. Chávez es el peor gobernante que ha conocido Venezuela, pese al río de petrodólares que le ha entrado al país. Además, han creado una cadena de interdependencia que los hace más débiles. Han tratado de forjar una especie de mini “campo socialista” para enfrentar colegiadamente a sus supuestos enemigos, especialmente a los yanquis, pero eso los hace más vulnerable. Por ejemplo, lo probable es que si Chávez sale del poder, por el medio que sea, el gobierno de Raúl Castro entra en crisis. Y viceversa. Por una vez, en la unión está la debilidad.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Programa de Mokus

Creemos que esta Propuesta de Gobierno puede complementarse con la contribución de los ciudadanos de Colombia que simpatizan con este proyecto. Si tienes sugerencias, te invitamos a enviarlas haciendo click aquí. Esperamos comentarios y propuestas, breves y precisas, y de antemano agradecemos tu participación ¡Gracias por ayudar!
Este documento presenta las líneas fundamentales del Programa de Gobierno de Antanas Mockus y Sergio Fajardo para el período 2010-2014 y es el resultado de un amplio trabajo de los equipos de expertos de la Campaña del Partido Verde.
Con Legalidad Democrática, educación y apostándole al talento superaremos las desigualdades y emprenderemos la transformación social.
La ilegalidad es el principal freno al desarrollo económico y social de Colombia. La violencia y la corrupción son expresiones de esa ilegalidad, que en el terreno de la política se expresa en una frase conocida y aplicada: “el fin justifica los medios”. Con tal de llegar al poder o vencer en el conflicto todo vale, cualquier camino sirve. El respeto a las normas se ve reemplazado por actitudes sociales y culturales que validan y aceptan la ilegalidad.
Reconozcamos ante todo que cada vida es irremplazable, que la vida es sagrada. Rechacemos y evitemos los atajos, y abramos el espacio a la Legalidad Democrática que mantenga los avances en seguridad, para afianzar en Colombia la comprensión, el respeto y el cumplimiento de las normas. La movilización y la participación de la ciudadanía, sumadas a la acción de las autoridades, permitirán consolidar la seguridad, en tanto que la cultura ciudadana facilitará la convivencia, la confianza, la tolerancia, el imperio de la ley y la democracia. La seguridad y la legalidad se consiguen con el apoyo a la Policía y a las Fuerzas Armadas, pero también se desarrolla en el respeto al fiscal, al juez y al maestro. Tenemos que jugar limpio, comprendiendo que la violencia y la corrupción son desafíos que debemos enfrentar unidos.
Queremos seguir transformando la forma de hacer política en Colombia. Proponemos una política basada en la confianza entre las personas y en las instituciones, en la cual la transparencia, la participación, el intercambio de argumentos, el control social y la gestión pública admirable sean los pilares de una auténtica democracia. Nuestra relación con el mundo debe partir de esas mismas premisas: estrecharemos nuestra integración con todos los países, aceptando la interdependencia como una oportunidad y buscaremos acercarnos a los pueblos de los países con los que compartimos historia y condiciones.
Para que nadie recurra a la violencia y la ilegalidad, que permanecen vivas entre nosotros, se requiere construir oportunidades sociales y económicas legítimas. Dicha construcción debe reconocer las profundas desigualdades del país, tanto las económicas y sociales como las que son evidentes por las diferencias entre regiones. La periferia colombiana, ese vasto espacio que bordea las fronteras, se encuentra en clara desigualdad con el centro del país.
Soñamos con un país donde los ciudadanos, las organizaciones del Estado, la sociedad civil y las empresas productivas tengan, como uno de los compromisos fundamentales de su quehacer cotidiano, hacer todo lo que esté a su alcance para proteger y enriquecer el medio ambiente, y en particular nuestro gran patrimonio en biodiversidad y agua dulce, tanto en las áreas naturales como en las áreas transformadas por la acción humana. Sólo así será posible garantizar el derecho constitucional de los colombianos a disfrutar de un medio ambiente sano, generar las condiciones para que el desarrollo económico y social sea sostenible en el mediano y largo plazo, y contribuir a la conservación del maravilloso y complejo entramado de la vida.
A su vez, las ciudades intermedias tienen que ser polos de desarrollo sostenible, conectadas con su entorno rural, que hoy en día se encuentra rezagado y desatendido. Esta nueva concepción de nuestras regiones y ciudades debe incluir un tratamiento diferenciado de los territorios de frontera, el Pacífico, la Amazonia y la Orinoquia, los océanos y el río Magdalena, para dar oportunidades que respondan a las características propias de cada espacio. Colombia debe convertirse en una gran red de territorios integrados y con mayor equilibrio en sus niveles de desarrollo. Las apuestas de desarrollo regional se unirán para construir el plan de desarrollo nacional, en el que los intereses de las regiones primen sobre los beneficios particulares y en el que se reconozcan las implicaciones que para ese propósito tienen las condiciones culturales y ecológicas propias de cada región.
El desarrollo regional debe integrar a Colombia y el turismo en un proyecto que nos una como nación. Es un sector generador de empleo, que muestra y aumenta las riquezas de todos los territorios, la diversidad cultural y la biodiversidad que los identifican.
La integración requiere superar los atrasos en la infraestructura, como forma de conectar territorios y unirnos con el mundo. Terminaremos bien lo que se ha empezado, multiplicando el desarrollo de dobles calzadas, vías fluviales y el transporte multimodal, incluido el ferrocarril. En una nación conectada el sector rural no será un factor de poder local; será un factor de producción, que permita la seguridad alimentaria y la apertura al comercio internacional, cerrándole puertas al conflicto y a la ilegalidad. Además, la integración permitirá la promoción de la cultura como forma de reivindicar las características de cada región y como expresión de su valor en la integración de Colombia.
Para potenciar las capacidades de los colombianos, la política productiva añadirá conocimiento propio a las exportaciones, con base en el apoyo y promoción de actividades y sectores estratégicos y de cadenas productivas que fomenten la innovación, la creación de empleo formal y el comercio internacional. El conocimiento y la innovación serán las herramientas para integrar la producción con la educación superior, y los ámbitos de operación de cada una de las actividades y sectores promisorios de nuestro sistema productivo. El emprendimiento, como factor de innovación y de integración social, es un paso para potenciar el talento de los colombianos. La política productiva integrará la preservación y conservación de las fuentes de vida, los recursos naturales y la biodiversidad y participará en la preservación y conservación de las fuentes de vida, los recursos naturales y la biodiversidad. Promoveremos el desarrollo y el uso de energías limpias, nuevas y alternativas e impulsaremos la creación de una cultura de consumo racional y responsable.
¿Y dónde está la gente para hacer todas estas cosas? En una Colombia en donde las mujeres tomen el papel protagónico que merecen en el desarrollo del país, y en la que los afrocolombianos, los indígenas y todas las etnias tengan acceso a las mismas oportunidades. En una Colombia sin hambre, que goce de un sistema de salud de calidad basado en la prevención. En una Colombia en la que la educación de calidad se convertirá en el motor de la transformación social. Las capacidades individuales que promoveremos harán uso de la ciencia y la tecnología como el lenguaje para enfrentarnos al mundo, apoyados en el conocimiento. Convocaremos al país para enfrentar los retos en materia de ciencia y tecnología, que apoyaremos con recursos suficientes y con un sistema institucional que tenga impacto en todas las regiones.
La creación de oportunidades laborales y productivas recibirá un impulso vigoroso de una educación superior masiva y al alcance de cada colombiano. Todos aprendiendo de todos toda la vida es la fórmula para formar personas que recojan el conocimiento y lo transformen en riqueza para toda la sociedad. La educación técnica y tecnológica, los fondos masivos de becas y el mantenimiento de los estudiantes en la educación superior son objetivos realizables, pues ya lo hemos hecho. El apoyo a la formación de un mayor número de doctorados y maestrías, apoyados desde el gobierno, tendrá como contraprestación la participación de este nuevo talento en los proyectos productivos que se acuerden desde el nivel regional.
Para llegar a una educación superior ideal y competitiva, deberemos enfocarnos en mejorar la calidad de la educación media, con ampliación de infraestructura y un programa masivo de formación de maestros. Soñemos con colegios públicos en todo el territorio que igualen en calidad a los mejores privados de Bogotá, Bucaramanga, Cali o Medellín.
El preescolar será el punto de partida del camino de oportunidades que le proponemos a Colombia. Los niños y niñas del país deben empezar con las mismas oportunidades, que se deben ofrecer desde la primera infancia, sobre todo en materia de nutrición, salud y educación.
Se requerirá aunar esfuerzos para promover reformas que permitan este sueño. Una política fiscal austera, una reforma tributaria que aumente los recursos estatales y beneficie el empleo formal, así como la asignación de hasta el 15% de Ecopetrol para crear un fondo cuyos rendimientos apoyen la educación, la ciencia y la tecnología. De esta manera unas finanzas públicas sólidas le apostarán al talento de la gente.
Es la hora de elevar nuestras voces para impulsar un cambio cultural y educativo en el país. Este momento nos pertenece y debemos hacerlo sentir en todos los rincones de nuestra geografía. Nos dicen que no podremos alcanzar estos objetivos, y respondemos que unidos estamos construyendo la posibilidad de cambiar la historia política de Colombia. Nos piden ser realistas y que renunciemos a estos sueños, y nosotros le exigimos al país no solo las ganas, sino la voluntad de soñar.
viernes, 14 de mayo de 2010
Candidatos no quieren a Chávez en la campaña
Semana.com, Colombia
Viernes, 14 de mayo de 2010
Los candidatos pidieron mayor vehemencia del presidente de la OEA, Miguel Insulza, para rechazar la intromisión de Chávez en el proceso electoral. Y el Presidente venezolano le pidió al jefe del organismo que no se meta con él.
Las campañas electorales todavía no encuentran una fórmula para sacar al presidente venezolano, Hugo Chávez, del debate electoral. No dejan de causar malestar las recientes declaraciones del líder de la revolución bolivariana en las que advierte que si el candidato del Partido de La U, Juan Manuel Santos, llega a la Casa de Nariño, se cerrarán las puertas al comercio con Colombia.
Para los demás candidatos, las declaraciones de Chávez le hacen un favor al aspirante de La U. Para Santos, se trata de una interferencia que busca sacarlo de la contienda electoral. En lo que están de acuerdo todos es en que las declaraciones del jefe de estado venezolano son incómodas.
Los candidatos no quieren más declaraciones de Chávez
Este miércoles, al ser consultados, varios de los candidatos le pidieron al Presidente de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, que fuera más vehemente para rechazar lo que ellos consideran una intromisión indebida en el proceso electoral.
Insulza había calificado de “mala práctica” las declaraciones de Chávez, durante un foro en el Woodrow Wilson Center sobre el futuro de la OEA, el pasado lunes. "No lo llamo necesariamente intervención, es una mala práctica", dijo el secretario general del organismo multilateral.
En respuesta, el candidato de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, advirtió que las declaraciones de Chávez violan el derecho internacional. “Involucrarse en la campaña electoral en Colombia para vetar o apoyar a un candidato es una intromisión indebida, viola los más elementales principios de derecho internacional… Uno quisiera saber qué opinaría Insulza si esto estuviera ocurriendo en el proceso electoral chileno”, dijo.
Rafael Pardo, del Partido Liberal, dijo que mejor habría sido que Insulza no se hubiera referido a las declaraciones de Chávez, pues sus palabras exculparon al mandatario.
"Si un Jefe de un Estado hace alguna intervención verbal para afectar las elecciones en otro país, pues es evidente que en eso tiene que haber un pronunciamiento contundente de la OEA", subrayó Pardo.
El candidato del Polo, Gustavo Petro, también advirtió que el Presidente venezolano está participando en la campaña colombiana. “Chávez sí está participando en la política de Colombia; y él dice alguna cosa y el pueblo de nuestro país hace todo lo contrario", dijo Petro refiriéndose al efecto contraproducente que pueden tener las declaraciones de Chávez, que podrían terminar ayudándole a Santos.
Horas antes, en La W, Juan Manuel Santos y el candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, también se habían pronunciado al respecto.
Mockus dijo que compartía con Insulza la percepción de que el impacto de las declaraciones de Chávez no es muy grande. "Sin embargo, me incomoda esa intervención y nos incomoda a todos los colombianos”.
Santos, quien dijo conocer a Insulza de tiempo atrás, le pidió que fuera más categórico en sus declaraciones. "Me parece que ya como secretario general de la OEA debe ser bastante más contundente en sus apreciaciones y en sus opiniones".
La Cancillería responde
El canciller colombiano, Jaime Bermúdez, anunció que Luis Alfonso Hoyos, embajador ante la OEA, llevará el caso ante el consejo permanente de ese organismo.
“Los colombianos reaccionamos con indignación ante cualquier intervención en nuestros asuntos. La intervención puede ser verbal o física, pero, en cualquier caso, es inaceptable”, afirmó Bermúdez.
Chávez arremete contra Insulza
Chávez, sin embargo, no se quedó callado y se fue lanza en ristre contra Insulza. Durante la firma de unos contratos con empresas petroleras extranjeras, el mandatario venezolano rechazó las declaraciones del Secretario General de la OEA, este miércoles.
En su criterio, las declaraciones de Insulza buscan la complacencia de Estados Unidos. “Se mete conmigo para que le aplaudan en Washington. Cuando me ataca le aplauden y queda bien con el patio”, dijo el mandatario venezolano.
"¿Insulza habrá leído los discursos de algunos candidatos que han basado su campaña en mí? Yo tengo derecho a responder. Si ellos se meten conmigo, yo tengo el mismito derecho de responderles", añadió Chávez, refiriéndose a la mención de su nombre hecha por algunos candidatos.
Tras advertir que desea evitar pelear con Insulza, le hizo una recomendación: “No se meta conmigo''.
Viernes, 14 de mayo de 2010
Los candidatos pidieron mayor vehemencia del presidente de la OEA, Miguel Insulza, para rechazar la intromisión de Chávez en el proceso electoral. Y el Presidente venezolano le pidió al jefe del organismo que no se meta con él.
Las campañas electorales todavía no encuentran una fórmula para sacar al presidente venezolano, Hugo Chávez, del debate electoral. No dejan de causar malestar las recientes declaraciones del líder de la revolución bolivariana en las que advierte que si el candidato del Partido de La U, Juan Manuel Santos, llega a la Casa de Nariño, se cerrarán las puertas al comercio con Colombia.
Para los demás candidatos, las declaraciones de Chávez le hacen un favor al aspirante de La U. Para Santos, se trata de una interferencia que busca sacarlo de la contienda electoral. En lo que están de acuerdo todos es en que las declaraciones del jefe de estado venezolano son incómodas.
Los candidatos no quieren más declaraciones de Chávez
Este miércoles, al ser consultados, varios de los candidatos le pidieron al Presidente de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, que fuera más vehemente para rechazar lo que ellos consideran una intromisión indebida en el proceso electoral.
Insulza había calificado de “mala práctica” las declaraciones de Chávez, durante un foro en el Woodrow Wilson Center sobre el futuro de la OEA, el pasado lunes. "No lo llamo necesariamente intervención, es una mala práctica", dijo el secretario general del organismo multilateral.
En respuesta, el candidato de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, advirtió que las declaraciones de Chávez violan el derecho internacional. “Involucrarse en la campaña electoral en Colombia para vetar o apoyar a un candidato es una intromisión indebida, viola los más elementales principios de derecho internacional… Uno quisiera saber qué opinaría Insulza si esto estuviera ocurriendo en el proceso electoral chileno”, dijo.
Rafael Pardo, del Partido Liberal, dijo que mejor habría sido que Insulza no se hubiera referido a las declaraciones de Chávez, pues sus palabras exculparon al mandatario.
"Si un Jefe de un Estado hace alguna intervención verbal para afectar las elecciones en otro país, pues es evidente que en eso tiene que haber un pronunciamiento contundente de la OEA", subrayó Pardo.
El candidato del Polo, Gustavo Petro, también advirtió que el Presidente venezolano está participando en la campaña colombiana. “Chávez sí está participando en la política de Colombia; y él dice alguna cosa y el pueblo de nuestro país hace todo lo contrario", dijo Petro refiriéndose al efecto contraproducente que pueden tener las declaraciones de Chávez, que podrían terminar ayudándole a Santos.
Horas antes, en La W, Juan Manuel Santos y el candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, también se habían pronunciado al respecto.
Mockus dijo que compartía con Insulza la percepción de que el impacto de las declaraciones de Chávez no es muy grande. "Sin embargo, me incomoda esa intervención y nos incomoda a todos los colombianos”.
Santos, quien dijo conocer a Insulza de tiempo atrás, le pidió que fuera más categórico en sus declaraciones. "Me parece que ya como secretario general de la OEA debe ser bastante más contundente en sus apreciaciones y en sus opiniones".
La Cancillería responde
El canciller colombiano, Jaime Bermúdez, anunció que Luis Alfonso Hoyos, embajador ante la OEA, llevará el caso ante el consejo permanente de ese organismo.
“Los colombianos reaccionamos con indignación ante cualquier intervención en nuestros asuntos. La intervención puede ser verbal o física, pero, en cualquier caso, es inaceptable”, afirmó Bermúdez.
Chávez arremete contra Insulza
Chávez, sin embargo, no se quedó callado y se fue lanza en ristre contra Insulza. Durante la firma de unos contratos con empresas petroleras extranjeras, el mandatario venezolano rechazó las declaraciones del Secretario General de la OEA, este miércoles.
En su criterio, las declaraciones de Insulza buscan la complacencia de Estados Unidos. “Se mete conmigo para que le aplaudan en Washington. Cuando me ataca le aplauden y queda bien con el patio”, dijo el mandatario venezolano.
"¿Insulza habrá leído los discursos de algunos candidatos que han basado su campaña en mí? Yo tengo derecho a responder. Si ellos se meten conmigo, yo tengo el mismito derecho de responderles", añadió Chávez, refiriéndose a la mención de su nombre hecha por algunos candidatos.
Tras advertir que desea evitar pelear con Insulza, le hizo una recomendación: “No se meta conmigo''.
sábado, 8 de mayo de 2010
Mockus
Alonso Moleiro
Viernes, 7 de mayo de 2010
Aunque muchos voceros locales, algunos de ellos personas de toda mi amistad y aprecio, se encrespan y se preocupan con su sola mención, tengo que confesar que, cuando hablamos de Colombia, a mí me simpatiza el nombre, la candidatura y lo medular de la propuesta de Antanas Mockus. A Mockus se le ha retratado como un plumífero vocero intrascendente; como un monigote enamorado de sí mismo, portador de un liderazgo que constituye todo un riesgo a las instituciones y las buenas costumbres. En uno de estos aluvionales especialistas en abrir zanjas para imponer de forma unilateral autocracias constituidas a partir de sus antojos. Para entendernos: en un Hugo Chávez con cara de Fujimori. Una alarma que a mí me luce desproporcionada, que no me convence, por conservadora y amante de los modales, y que se me parece demasiado a la monserga de una tía escandalizada cuando un muchacho le trae a la casa, en calidad de invitado, a un amigo algo más "malportado" de la cuenta. Un intelectual por derecho propio, con horas de vuelo académico, un civil que postula, antes que la necesidad de las balas, la promoción del conocimiento. Un comprobado gerente público, pionero de la milagrosa renovación urbana de Bogotá. Mockus y su partido Verde parecen portadores de una sofisticada propuesta política con interesantes elementos progresistas, en cuyo eje hacen su presencia elementos adicionales a la necesidad de la guerra. Como me lo han atestiguado periodistas amigos del otro lado de la frontera, los colombianos comienzan a hacerle caso ahora, en la misma medida que las cosas comienzan a mejorar. Parecen suponer, y tienen todo el derecho, que pueden superar el espantoso dilema de apoyar una banda de matones en el Ejército y el universo paramilitar para acabar con la plaga de la narcoguerrilla. Democracia no es sólo equilibro de poderes: democracia son derechos humanos. Los excesos del uribismo no son sólo aquellos que lucen inevitables, los que son producto de la guerra. Descansan sobre la ristra de muertos dejados en fila por una aceitada máquina de matar personas y arrasar con poblaciones enteras, al tiempo que se comprometen voluntades en el Parlamento y se filtra el alto gobierno de toda suerte de marramucias.
Los paramilitares y la parapolítica. ¡Qué dirán mis amigas de Chapinero! Clama un horrorizado Plinio Apuleyo, el liberal más conservador del hemisferio. Cierto: no es Mockus tan patiquín; no es jerarca de partido; no es amigo de banqueros; no lo tenían en la lista de la fiesta. Si Mockus fuera como el bonaerense Macri no habría problemas en que fuera outsider. He escuchado a venezolanos afirmar, no sin algo de razón, que desde acá no hay opciones; que no es este tiempo de exquisiteces, que se necesita una mano firme que detenga el proyecto chavista en la región y que no podemos ser ingenuos al decantarnos por el extravagante alcalde de marras. Todo lo cual no me impide comprender las razones adicionales de mis hermanos colombianos ahora que el barbado sin bigotes crece en las encuestas. Son ellos, y no nosotros, los llamados a decidir quién los va a gobernar.
Viernes, 7 de mayo de 2010
Aunque muchos voceros locales, algunos de ellos personas de toda mi amistad y aprecio, se encrespan y se preocupan con su sola mención, tengo que confesar que, cuando hablamos de Colombia, a mí me simpatiza el nombre, la candidatura y lo medular de la propuesta de Antanas Mockus. A Mockus se le ha retratado como un plumífero vocero intrascendente; como un monigote enamorado de sí mismo, portador de un liderazgo que constituye todo un riesgo a las instituciones y las buenas costumbres. En uno de estos aluvionales especialistas en abrir zanjas para imponer de forma unilateral autocracias constituidas a partir de sus antojos. Para entendernos: en un Hugo Chávez con cara de Fujimori. Una alarma que a mí me luce desproporcionada, que no me convence, por conservadora y amante de los modales, y que se me parece demasiado a la monserga de una tía escandalizada cuando un muchacho le trae a la casa, en calidad de invitado, a un amigo algo más "malportado" de la cuenta. Un intelectual por derecho propio, con horas de vuelo académico, un civil que postula, antes que la necesidad de las balas, la promoción del conocimiento. Un comprobado gerente público, pionero de la milagrosa renovación urbana de Bogotá. Mockus y su partido Verde parecen portadores de una sofisticada propuesta política con interesantes elementos progresistas, en cuyo eje hacen su presencia elementos adicionales a la necesidad de la guerra. Como me lo han atestiguado periodistas amigos del otro lado de la frontera, los colombianos comienzan a hacerle caso ahora, en la misma medida que las cosas comienzan a mejorar. Parecen suponer, y tienen todo el derecho, que pueden superar el espantoso dilema de apoyar una banda de matones en el Ejército y el universo paramilitar para acabar con la plaga de la narcoguerrilla. Democracia no es sólo equilibro de poderes: democracia son derechos humanos. Los excesos del uribismo no son sólo aquellos que lucen inevitables, los que son producto de la guerra. Descansan sobre la ristra de muertos dejados en fila por una aceitada máquina de matar personas y arrasar con poblaciones enteras, al tiempo que se comprometen voluntades en el Parlamento y se filtra el alto gobierno de toda suerte de marramucias.
Los paramilitares y la parapolítica. ¡Qué dirán mis amigas de Chapinero! Clama un horrorizado Plinio Apuleyo, el liberal más conservador del hemisferio. Cierto: no es Mockus tan patiquín; no es jerarca de partido; no es amigo de banqueros; no lo tenían en la lista de la fiesta. Si Mockus fuera como el bonaerense Macri no habría problemas en que fuera outsider. He escuchado a venezolanos afirmar, no sin algo de razón, que desde acá no hay opciones; que no es este tiempo de exquisiteces, que se necesita una mano firme que detenga el proyecto chavista en la región y que no podemos ser ingenuos al decantarnos por el extravagante alcalde de marras. Todo lo cual no me impide comprender las razones adicionales de mis hermanos colombianos ahora que el barbado sin bigotes crece en las encuestas. Son ellos, y no nosotros, los llamados a decidir quién los va a gobernar.
martes, 4 de mayo de 2010
"Nadie aprende en el pellejo de otro "
Plinio Apuleyo Mendoza
Fenómeno de aluvión
Según como se mire, lo que está ocurriendo hoy en Colombia -algo nunca visto- tiene para unos sus atractivos y para otros, riesgos muy grandes. Me refiero al ascenso vertiginoso del profesor Antanas Mockus en las encuestas y al fervor que suscita en estratos altos y medios y en una considerable franja de electores jóvenes que hasta hoy se habían mostrado apáticos a la hora de votar.
Para estos nuevos electores, Mockus -sin duda un hombre honesto- significa al fin un rechazo al mundo político tradicional de Colombia, a sus prácticas y partidos. Y hay sin duda fundamento para este rechazo. En ese mundo político nuestro el dinero se ha convertido en el gran elector. Ganar una curul en el Congreso tiene un costo muy alto. Y ese costo implica siempre una factura que tarde o temprano cualquier gobierno termina pagando con cuotas burocráticas, subsidios o contratos. Es lo habitual, por obra del clientelismo y de su compañera clandestina, la corrupción.
En América Latina, este divorcio de la sociedad civil con la clase política acaba produciendo, como respuesta, la aparición de un "outsider", ajeno a los partidos, que capta la inconformidad de esa gran franja huérfana de opinión.
Fernando Londoño lo define como un fenómeno político de aluvión. Sucedió en el Perú con Fujimori, en Venezuela con Chávez, en Bolivia con Evo Morales, en Argentina con los Kirchner, en Ecuador con Correa, en Paraguay con el obispo Lugo y hasta cierto punto en Brasil con Lula. Todos ellos llegaron al poder con vagas y generosas ofertas, sin que los electores, movidos por un impulso emocional, supieran realmente qué les esperaba.
En 1990, el Perú tenía un gran candidato: mi amigo Mario Vargas Llosa, a quien acompañé en alguna de sus giras. Pero el apoyo que le dieron grupos políticos tradicionales permitió que un casi desconocido de origen japonés, montado en un tractor (y no en un elefante), ganara las elecciones. Chávez era otro enigma, pero una Venezuela, cansada de adecos y copeyanos, corrió el albur de elegirlo sin saber adónde iba llevar al país. Igual situación ocurrió con la pareja Kirchner venida de la Patagonia, con Rafael Correa y con el folclórico Evo Morales.
Con Mockus, el enigma y los riesgos que conlleva son los mismos. Es etéreo, brumoso, imprevisible, expuesto a cada paso a rectificarse a sí mismo. ¿Adónde nos llevaría? De pronto ni él mismo lo sabe. ¿Una prueba? Recientemente confesó que tenía admiración (o respeto, según rectificó después) por Chávez por haber sido escogido por el pueblo venezolano. Olvida nuestro ilustre profesor que Hitler y Mussolini también llegaron al poder por el voto popular. Olvida que no es democrático asumir el control de todos los poderes, encarcelar periodistas, cerrar canales de televisión y expropiar a dedo, por capricho, fincas, empresas, sedes comerciales e imponerle a su país un llamado socialismo del siglo XXI que toma como modelo el régimen totalitario de Cuba.
Olvidando también la amenaza que representaba para el país el campamento de 'Reyes', Mockus llegó a condenar la operación Fénix, y en un improntus inexplicable (luego rectificado a medias) afirmó que estaría dispuesto a extraditar al presidente Uribe y al propio Juan Manuel Santos al Ecuador. Con semejantes desvaríos, toda inquietud está permitida. De pronto tendríamos que amortajar la seguridad democrática, y en vez de afrontar la guerra jurídica desatada por la subversión, de restablecer el fuero militar como ha propuesto Noemí Sanín, tendríamos un despistado profesor buscando para el país excéntricas alternativas. Es lo que ocurre siempre con fenómenos de aluvión, como el que nos está llegando por culpa de una efervescencia sin reflexión de jóvenes electores.
Plinio Apuleyo Mendoza
Fenómeno de aluvión
Según como se mire, lo que está ocurriendo hoy en Colombia -algo nunca visto- tiene para unos sus atractivos y para otros, riesgos muy grandes. Me refiero al ascenso vertiginoso del profesor Antanas Mockus en las encuestas y al fervor que suscita en estratos altos y medios y en una considerable franja de electores jóvenes que hasta hoy se habían mostrado apáticos a la hora de votar.
Para estos nuevos electores, Mockus -sin duda un hombre honesto- significa al fin un rechazo al mundo político tradicional de Colombia, a sus prácticas y partidos. Y hay sin duda fundamento para este rechazo. En ese mundo político nuestro el dinero se ha convertido en el gran elector. Ganar una curul en el Congreso tiene un costo muy alto. Y ese costo implica siempre una factura que tarde o temprano cualquier gobierno termina pagando con cuotas burocráticas, subsidios o contratos. Es lo habitual, por obra del clientelismo y de su compañera clandestina, la corrupción.
En América Latina, este divorcio de la sociedad civil con la clase política acaba produciendo, como respuesta, la aparición de un "outsider", ajeno a los partidos, que capta la inconformidad de esa gran franja huérfana de opinión.
Fernando Londoño lo define como un fenómeno político de aluvión. Sucedió en el Perú con Fujimori, en Venezuela con Chávez, en Bolivia con Evo Morales, en Argentina con los Kirchner, en Ecuador con Correa, en Paraguay con el obispo Lugo y hasta cierto punto en Brasil con Lula. Todos ellos llegaron al poder con vagas y generosas ofertas, sin que los electores, movidos por un impulso emocional, supieran realmente qué les esperaba.
En 1990, el Perú tenía un gran candidato: mi amigo Mario Vargas Llosa, a quien acompañé en alguna de sus giras. Pero el apoyo que le dieron grupos políticos tradicionales permitió que un casi desconocido de origen japonés, montado en un tractor (y no en un elefante), ganara las elecciones. Chávez era otro enigma, pero una Venezuela, cansada de adecos y copeyanos, corrió el albur de elegirlo sin saber adónde iba llevar al país. Igual situación ocurrió con la pareja Kirchner venida de la Patagonia, con Rafael Correa y con el folclórico Evo Morales.
Con Mockus, el enigma y los riesgos que conlleva son los mismos. Es etéreo, brumoso, imprevisible, expuesto a cada paso a rectificarse a sí mismo. ¿Adónde nos llevaría? De pronto ni él mismo lo sabe. ¿Una prueba? Recientemente confesó que tenía admiración (o respeto, según rectificó después) por Chávez por haber sido escogido por el pueblo venezolano. Olvida nuestro ilustre profesor que Hitler y Mussolini también llegaron al poder por el voto popular. Olvida que no es democrático asumir el control de todos los poderes, encarcelar periodistas, cerrar canales de televisión y expropiar a dedo, por capricho, fincas, empresas, sedes comerciales e imponerle a su país un llamado socialismo del siglo XXI que toma como modelo el régimen totalitario de Cuba.
Olvidando también la amenaza que representaba para el país el campamento de 'Reyes', Mockus llegó a condenar la operación Fénix, y en un improntus inexplicable (luego rectificado a medias) afirmó que estaría dispuesto a extraditar al presidente Uribe y al propio Juan Manuel Santos al Ecuador. Con semejantes desvaríos, toda inquietud está permitida. De pronto tendríamos que amortajar la seguridad democrática, y en vez de afrontar la guerra jurídica desatada por la subversión, de restablecer el fuero militar como ha propuesto Noemí Sanín, tendríamos un despistado profesor buscando para el país excéntricas alternativas. Es lo que ocurre siempre con fenómenos de aluvión, como el que nos está llegando por culpa de una efervescencia sin reflexión de jóvenes electores.
Plinio Apuleyo Mendoza
viernes, 1 de enero de 2010
Presidente de Colombia insiste en que Congreso de EEUU apruebe el TLC

11:34 AM Bogotá.- El presidente colombiano, Álvaro Uribe, dijo en su mensaje de Año Nuevo que Estados Unidos debe tener en cuenta los logros del país en seguridad y derechos humanos y apoyar el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambas naciones, al que le falta la aprobación del Congreso estadounidense.
"Los Estados Unidos deben reconocer los esfuerzos que nosotros hacemos: somos el país líder en la lucha contra el narcotráfico, hemos tenido que librar la más intensa batalla contra el terrorismo, y lo hacemos con vigilancia de la comunidad internacional", señaló Uribe en su alocución del último día del año, reseñó Efe.
El mandatario colombiano agregó: "nuestro problema con el terrorismo ha sido tan grave que habríamos podido seguir el mal ejemplo de otros: cerrarnos a la vigilancia internacional, darle la espalda a los derechos humanos. No hemos hecho ni lo uno ni lo otro".
Reiteró que su Gobierno tiene compromiso con el respeto de los derechos humanos pues "derechos humanos y eficacia constituyen el dúo sobre el cual reposa la confianza y la credibilidad en una política de seguridad".
El mandatario colombiano también le pidió a Estados Unidos disipar la duda de por qué ese país firma TLC con otros países de América Latina y no con Colombia.
De todos modos, Uribe se mostró confiado en que ya que el Congreso de Estados Unidos aprobó la ley de la reforma a la salud, le de prioridad a la ratificación del TCL con Colombia.
"Estos valores democráticos los debe reconocer la comunidad internacional. Por eso aspiramos que rápidamente el Congreso de Estados Unidos ratifique el acuerdo con Colombia".
El Tratado, suscrito en noviembre del 2006, permanece estancado en el Congreso debido al reclamo de la oposición demócrata de que el Gobierno de Colombia no muestra grandes logros en materia laboral y de derechos humanos.
Por otro lado, el presidente Uribe destacó que gracias a la seguridad que ofrece el país, la inversión extranjera directa en este año estará sobre los 9.000 millones de dólares.
Explicó que hasta hace unos años la cifra era inferior en cerca de 7.000 millones de dólares, y que el incremento del indicador es producto del trabajo y el sacrificio de los miembros de la Fuerza Pública.
En su mensaje de Año Nuevo al país, transmitido desde unas instalaciones militares en el departamento norteño de La Guajira, fronterizo con Venezuela, Uribe también reiteró el pedido a la fuerza pública para que en 2010, sean derrotadas todas las organizaciones de delincuentes que hay en Colombia.
"El año 2010 tenemos que avanzar muchísimo más. No podemos ocultar las preocupaciones por los asesinatos de bandas criminales en Medellín, en Cali, en Córdoba, en otras regiones de Colombia. Nuestro propósito, con toda la determinación, tiene que ser derrotarlos a todos", detalló Uribe.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
La guerra de Hugo

M. Á. BASTENIER
Hasta hace unos días el presidente venezolano Hugo Chávez y el colombiano Álvaro Uribe eran los mejores adversarios que cada uno pudiera encontrar. Ambos sacaban provecho político y electoral de la enemistad del otro. El mandatario de Bogotá, porque la misma existencia estruendosa pero básicamente inofensiva de su homólogo de Caracas amueblaba sus eventuales deseos de reelección a un tercer periodo; y el bolivariano porque la cesión de uso de siete bases colombianas a Estados Unidos era un excelente argumento para su antiimperialismo mediático. Pero ya no. Chávez ha roto el equilibrio inamistoso y con sus apelaciones a la guerra contra Colombia la coloca en la posición de potencia agredida, al tiempo que le pega un tiro en el pie a sus propios designios.
El líder ecuatoriano Rafael Correa, demostrando una vez más que es sólo chavista de coyuntura, prosigue la reconciliación con Bogotá; el hierático presidente Morales en Bolivia se desmarca de todo propósito belicoso; y hasta España debería huir de cualquier familiaridad innecesaria con el venezolano. Todo ello refuerza a Uribe en su intención de llevar las amenazas del vecino país ante el Consejo de Seguridad.
Bogotá no quiere -aunque no tema- la guerra; la opinión venezolana, tampoco
España debería huir de familiaridades innecesarias con el venezolano
Actor tan bien informado como el ex presidente colombiano Ernesto Samper habla de situación de pre-guerra, y la prestigiosa revista de Bogotá Semana abunda en que todo el mundo en la capital comenta esa posibilidad. El juego venezolano había consistido hasta ahora en atizar el fuego, aunque sólo hasta el grado de incendio de baja intensidad, pero el chavista en jefe, con un panorama electoral para 2010 relativamente sombrío, y un desabastecimiento galopante de la población, ha dado un paso hacia el abismo, y parece cada día más esclavo de sus palabras: "Si quieres la paz, prepara la guerra"; versión local del latinajo si vis pacem para bellum.
Siempre ha cundido afirmar que los dos presidentes se parecen tantísimo; y es cierto que las circunstancias les han llevado a dar soluciones similares -la reelección- a problemas que ambos creen que aquejan a sus países respectivos, así como tampoco les ha sido ajena la costumbre de hablarle a la nación por encima de las instituciones, pero las diferencias no son por ello menos descomunales.
Bogotá no quiere -aunque no tema- la guerra; la opinión venezolana, tampoco
España debería huir de familiaridades innecesarias con el venezolano
Actor tan bien informado como el ex presidente colombiano Ernesto Samper habla de situación de pre-guerra, y la prestigiosa revista de Bogotá Semana abunda en que todo el mundo en la capital comenta esa posibilidad. El juego venezolano había consistido hasta ahora en atizar el fuego, aunque sólo hasta el grado de incendio de baja intensidad, pero el chavista en jefe, con un panorama electoral para 2010 relativamente sombrío, y un desabastecimiento galopante de la población, ha dado un paso hacia el abismo, y parece cada día más esclavo de sus palabras: "Si quieres la paz, prepara la guerra"; versión local del latinajo si vis pacem para bellum.
Siempre ha cundido afirmar que los dos presidentes se parecen tantísimo; y es cierto que las circunstancias les han llevado a dar soluciones similares -la reelección- a problemas que ambos creen que aquejan a sus países respectivos, así como tampoco les ha sido ajena la costumbre de hablarle a la nación por encima de las instituciones, pero las diferencias no son por ello menos descomunales.
En Colombia las instituciones funcionan tanto como en cualquier democracia latinoamericana; unos cuantos malhechores políticos van a la cárcel; el Congreso pelea por sus prerrogativas y la Prensa no tiene que pedir perdón por existir. Todo ello experimenta, en cambio, una fuerte recesión en Venezuela, quizá camino del totalitarismo light, como predijo la gran voz de la oposición venezolana, Teodoro Petkoff. La complementariedad entre ambos sólo era funcional. La verdadera relación es la presente.
¿Espía Bogotá, como Chávez afirma, a Caracas? Todos los países, aun aliados y sobre todo limítrofes, se informan unos de otros a través de los llamados servicios de inteligencia, por lo que mal iríamos que Venezuela y Colombia no observaran esa precaución. ¿Alberga Uribe planes de magnicidio contra su homólogo? Absurdo total; porque, aparte de que eso ya no se hace, ¿con qué fin iba a privarse de un rival multiuso como el bolivariano?
Las acusaciones de Bogotá, diferentemente, se alzan sobre bases mucho más sólidas. Aunque el contenido de los ordenadores de Raúl Reyes, el jefe de las FARC abatido en territorio de Ecuador por fuerzas colombianas, haya sido vendido con florida escenificación por Bogotá, cuesta dudar de sus revelaciones. ¿Quién puede seriamente sostener que el chavismo no haya protegido, financiado y acogido a la guerrilla colombiana?
La situación creada por la desmesura del líder venezolano es sin duda preocupante, pero también perfecta para que el presidente brasileño Lula exulte como mediador. Por ello se propone oficiar una ceremonia de acercamiento entre los dos países en la cumbre del 26 de noviembre en Manaos, prevista, sin embargo, para tratar del clima, meteorológico, no político. Y si Chávez no ha perdido el mundo de vista se prestará al apaciguamiento, lo que no puede sino complacer a Uribe porque, con el espectáculo que está dando su oponente, ya le ha hecho más de media campaña electoral, caso de que la necesite. Colombia, evidentemente, no quiere -aunque no tema- la guerra; la opinión venezolana, excepto el chavismo psiquiátrico, tampoco; y parece casi imposible que Chávez, él solo, aun si quisiera, pueda arrastrar a su país a semejante dislate geopolítico. Las bases militares pueden constituir una afrenta simbólica, pero jamás una amenaza militar. Como la del dramaturgo francés Jean Giraudoux, esta guerra no debería tener lugar.
¿Espía Bogotá, como Chávez afirma, a Caracas? Todos los países, aun aliados y sobre todo limítrofes, se informan unos de otros a través de los llamados servicios de inteligencia, por lo que mal iríamos que Venezuela y Colombia no observaran esa precaución. ¿Alberga Uribe planes de magnicidio contra su homólogo? Absurdo total; porque, aparte de que eso ya no se hace, ¿con qué fin iba a privarse de un rival multiuso como el bolivariano?
Las acusaciones de Bogotá, diferentemente, se alzan sobre bases mucho más sólidas. Aunque el contenido de los ordenadores de Raúl Reyes, el jefe de las FARC abatido en territorio de Ecuador por fuerzas colombianas, haya sido vendido con florida escenificación por Bogotá, cuesta dudar de sus revelaciones. ¿Quién puede seriamente sostener que el chavismo no haya protegido, financiado y acogido a la guerrilla colombiana?
La situación creada por la desmesura del líder venezolano es sin duda preocupante, pero también perfecta para que el presidente brasileño Lula exulte como mediador. Por ello se propone oficiar una ceremonia de acercamiento entre los dos países en la cumbre del 26 de noviembre en Manaos, prevista, sin embargo, para tratar del clima, meteorológico, no político. Y si Chávez no ha perdido el mundo de vista se prestará al apaciguamiento, lo que no puede sino complacer a Uribe porque, con el espectáculo que está dando su oponente, ya le ha hecho más de media campaña electoral, caso de que la necesite. Colombia, evidentemente, no quiere -aunque no tema- la guerra; la opinión venezolana, excepto el chavismo psiquiátrico, tampoco; y parece casi imposible que Chávez, él solo, aun si quisiera, pueda arrastrar a su país a semejante dislate geopolítico. Las bases militares pueden constituir una afrenta simbólica, pero jamás una amenaza militar. Como la del dramaturgo francés Jean Giraudoux, esta guerra no debería tener lugar.
Carlos Andrés Pérez tacha de "crimen" la proclama de guerra contra Colombia

Críticas a Chávez por llamar a las armas contra Colombia
MAYE PRIMERA - San Antonio del Táchira - 11/11/2009
La amenaza de guerra entre Colombia y Venezuela ha hecho que el ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez rompa su largo silencio. El lunes, a través de un comunicado firmado en la ciudad de Miami, Pérez calificó de "incendiaria e irresponsable" la orden dada por Hugo Chávez el domingo, para que su pueblo, y en especial el alto mando militar, se preparen para combatir en un eventual conflicto armado contra Colombia. Este llamamiento, dice Pérez, no puede ser tomado como "una simple fanfarronería", sino como un "crimen de lesa patria".
El uso de siete bases militares colombianas por parte de tropas estadounidenses, argumento esgrimido por Chávez para llamar al combate, representa, según Carlos Andrés Pérez, "una amenaza real". Pero no "para el pueblo venezolano, sino para el régimen del señor Chávez, cuya cooperación con los narcoterroristas de las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] es bien conocida y se vería hoy limitada o impedida". "Arriesgar venezolanos en una aventura bélica cuyo único propósito es la de impedir que se controlen las actividades de terroristas y el tráfico de drogas que circula en nuestro país al amparo de las autoridades es un crimen contra la patria", escribe el ex presidente.
Pérez gobernó Venezuela en dos periodos -1974-1979 y 1989-1993- y en 1992 estuvo a punto de ser derrocado en dos intentos militares de golpe de Estado, uno de ellos liderado por el entonces teniente coronel del Ejército y actual presidente, Hugo Chávez. En su comunicado, Pérez insta a la Fuerza Armada, que comanda Chávez directamente, a que defina su posición "ante semejante aventura de riesgos incalculables para nuestra gente y nuestro futuro".
El Gobierno de Brasil ha activado los canales diplomáticos y ha propuesto un diálogo entre los representantes de Caracas y Bogotá durante la reunión de países amazónicos que se realizará el próximo 26 de noviembre en la ciudad brasileña de Manaos.
Mientras tanto, la tensión se mantiene en la frontera colombo-venezolana. En la margen venezolana del puente Simón Bolívar, que comunica al Estado venezolano del Táchira con el departamento colombiano del Norte de Santander, la seguridad ha sido reforzada con comandos especiales de la Guardia Nacional. El lado colombiano, en cambio, apenas está custodiado por un par de funcionarios civiles de la Dirección de Impuestos y Aduanas.
sábado, 7 de noviembre de 2009
Colombia:LOS EFECTOS DEL PERDÓN PARA LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ.
Pormenores de la reunión de los hijos de Galán con el de Pablo Escobar, el asesino de su padre
Rodrigo Lara, Carlos Fernando, Juan Manuel y Claudio Galán, leen en conjunto la carta que les envió el hijo de Pablo Escobar (foto peq.) quíen ahora se llama Sebastián Marroquín y vive en Argentina junto a su familia. Foto: Cortesía Nicolás Entel
El encuentro que Rodrigo Lara, mis hermanos y yo tuvimos con Sebastián Marroquín, el hijo de Pablo Escobar (Juan Pablo), en un hotel del norte de Bogotá, ha sido una
de las experiencias más impactantes de mi vida. Debo confesarlo, por varios años sentí una rabia y un odio muy fuertes hacia todo lo que se relacionaba con Escobar. Era el símbolo de esas fuerzas nefastas que me arrebataron a mi papá cuando yo apenas tenía 12 años. Llegué inclusive a sentir alivio cuando me enteré de su muerte. Y recuerdo que sentí miedo, estando en el exterior, cuando conocí la reacción inicial de su hijo Juan Pablo ante la noticia de su muerte: amenazó con vengarla, pero minutos después y antes de partir en busca del anonimato, hizo una llamada en la que se retractaba.
Durante todos esos años de exilio, solo conocimos dos noticias de la esposa y los hijos de Escobar: la primera, que luego de haber buscado sin éxito asilo en varios países, Argentina los acogió y decidieron cambiar sus nombres para tratar de escapar del sino trágico de su apellido y vivir, como nosotros, en el exilio. La segunda, que luego de algunos años en Argentina, se vieron involucrados en una investigación por lavado de activos que, a pesar de haber sido archivada, devolvió al punto de partida
su intento por buscar una nueva vida. Han pasado muchas cosas desde entonces. La investigación por el asesinato de mi papá ha avanzado y eso demuestra que no se trató de una acción en la que solo participó el ala militar del Cartel de Medellín. Y nosotros, como víctimas, no hemos claudicado en la búsqueda de la verdad y la Justicia.
En ese contexto apareció Nicolás Entel, un documentalista argentino radicado en los Estados Unidos, que nos pidió un espacio para acompañarnos en nuestras labores diarias y para hacer varias entrevistas. Su propósito era realizar un documental que "contara la historia de los años ochenta en Colombia, vista desde los ojos de los hijos de sus protagonistas". Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que no se trataba de un documental cualquiera. Entel nos hizo varias entrevistas extensas a cada uno, nos acompañó días enteros con sus cámaras, hizo innumerables viajes a Colombia y a Argentina, e invirtió todos sus ahorros en el documental. Cerca de un año después del primer contacto y antes de uno de esos viajes, el cineasta nos sorprendió con la noticia de que nos traería una carta de Sebastián.
El reconocimiento
La carta, conocida ya por la opinión pública, nos impactó mucho por varias razones.
En primer lugar, nos pareció un acto sin precedentes que el hijo de Escobar aceptara los crímenes de su padre, reconociera el daño que éste le hizo a Colombia y pidiera perdón. En segundo lugar, mostraba lo que parecía ser un sincero ánimo de reconciliación de paz en un texto muy bien escrito. Y tercero, planteaba la posibilidad de un encuentro de los cinco: Rodrigo, mis hermanos, él y yo. En varias oportunidades Entel nos había hablado de Sebastián, de su vida en Argentina, de su trabajo y de
las dificultades que había afrontado. Nos explicó cómo había logrado romper el
destino lógico que representaba ser el hijo de Escobar para convertirse en una
persona de bien. Por eso cuando leímos la carta entendimos que la intención que percibíamos coincidía con la realidad y decidimos responderle.
A esas alturas no sabíamos cómo ni cuándo iba a ser el encuentro. Solo sabíamos que teníamos que procesar emocionalmente lo que significaría ese contacto para cada uno de nosotros.
Pocos meses después, se concretó el encuentro. Cuando lo vi entrar al salón reservado de un hotel del norte de Bogotá, lo primero que sentí fue una especie de corrientazo. Su parecido físico con Escobar me removió el corazón. En ese momento volvieron a mi mente preguntas que me había hecho en esos meses. ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Puedo perdonar? ¿He superado las etapas necesarias para llegar a un perdón real y auténtico? ¿Qué pensaría mi papá de lo que estoy haciendo?
La prevención que sentí al verlo por primera vez en persona fue desvaneciéndose,
pues encontré un hombre sencillo, sereno y muy respetuoso de nuestro dolor y de la tragedia que ha sufrido este país. Le insistimos en que a pesar de que entendíamos
su necesidad de buscar un perdón como heredero de Escobar, nada teníamos que
perdonarle porque él era una víctima más de su propio padre. Le explicamos que el encuentro no significaba renunciar a nuestro derecho de conocer la verdad y lograr justicia.
Sebastián reconoció el dolor que su papá, como jefe del cartel de Medellín, le causó
a Colombia y a nosotros, y la forma como sus acciones truncaron las esperanzas del país. La conversación entró entonces en un plano más personal. Nos preguntó por nuestra vida en el exterior y por el regreso, y nos contó cómo había sido la odisea
para lograr que algún país los recibiera cuando salieron de Colombia. Nos habló de su esposa y del resto de su familia en Argentina, de sus estudios, de su trabajo, incluso de la música que le gusta y de sus autores preferidos. Hubo momentos en los que no oí la conversación. Me limité a ver una imagen que resume lo impactante del momento: a mi izquierda estaba sentado mi hermano Claudio, con un parecido físico increíble a mi papá, y a mi derecha el hijo de Escobar, con un parecido impresionante
a su padre. Los dos, en el mismo recinto, dialogando.
Tres horas más tarde, sentí un gran alivio, una paz interior que no había sentido casi nunca. Pensé en el país, que vive atado por cadenas de odio y de venganza, sumido
en círculos de sangre y de muerte que nos han llevado a muchos a dudar sobre la posibilidad de lograr algún día la tan anhelada paz y una verdadera reconciliación.
Lo que sentí tras el encuentro con Sebastián me dio la certeza de que Rodrigo, mis hermanos y yo habíamos hecho lo correcto y de que mi papá estaría de acuerdo.
¿Cómo dar la espalda a una petición sincera de reconciliación y paz? Entendí
entonces que, en medio de la violencia que aún vivimos, no puede pedírseles a las víctimas perdón negándoles sus derechos. Yo, como una de las centenares de miles
de víctimas de la violencia colombiana, entendí esa noche que el perdón legítimo es liberador.
Por Carlos Fernando Galán
Concejal de Bogotá.
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viernes, 16 de octubre de 2009
Colombia sí se mira en el espejo
TRIBUNA: CARLOS RODADO NORIEGA
En nuestro país siempre se leen o escuchan con respeto las opiniones de otras personas y más si se expresan a través de la prensa. En ese contexto y sin ánimo de polemizar sobre las apreciaciones del periodista Miguel Ángel Bastenier, en relación con su posición adversa a la reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez, publicadas en la edición del diario EL PAÍS del 12 de octubre, no puedo dejar pasar por alto afirmaciones que vulneran la imagen de Colombia y de su democracia, pintándonos a los colombianos como una masa de tontos cuya voluntad es manipulable y a su presidente, democráticamente elegido, como un dictador.
Es la democracia latinoamericana más antigua y se apoya en instituciones fuertes e independientes
Uribe cuenta con el respaldo y confianza de más del 70% de los colombianos
Independientemente de la opinión que se tenga de la reelección presidencial, lo que no se puede es tratar de sustentarla sugiriendo que en Colombia existe una democracia espuria, donde eso que se llama opinión pública "se reduce a poco más de un tercio de sus 45 millones de habitantes, que son los que votan...".
En nuestra nación la abstención electoral ha sido históricamente más alta que en otros países, pero ese fenómeno se explica por dos hechos: el voto no es obligatorio, en respeto a la libertad individual y, por otro lado, es un hecho notorio y público, reconocido por todos los partidos, que el potencial electoral está sobredimensionado porque los problemas de orden público han dificultado la actualización de los censos de votantes y las estadísticas siguen presentando como potenciales electores a un número alto de fallecidos.
La democracia colombiana es la más antigua y la más estable de América Latina, soportada en instituciones que se caracterizan por su fortaleza e independencia. Hemos elegido democráticamente a nuestros presidentes afrontando los embates del terrorismo y nuestro país ha sido una honrosa excepción de respeto a la voluntad popular aún en la década de los setenta, cuando el continente suramericano estaba literalmente tomado por dictadores.
Los medios de comunicación gozan de libertad plena, principio reconocido desde el comienzo de nuestra vida republicana y asentado en la conciencia colectiva de la nación, que se podría sintetizar en la frase de Belisario Betancur, cuando ejerció la presidencia de Colombia: "Es preferible una prensa desbordada que una prensa amordazada".
Otra demostración palpable de la fortaleza democrática de nuestro país y de su pluralismo político es el hecho de que los dos últimos alcaldes de la ciudad de Bogotá, la urbe más grande de nuestro país y su capital administrativa y política, han sido elegidos en representación del partido Polo Democrático que congrega a ex militantes del movimiento guerrillero M-19.
Ninguna nación del mundo ha sufrido tanto los arteros golpes del terrorismo y del
narcotráfico como Colombia. Por lo mismo, la valoración que el pueblo colombiano le asigna a la seguridad como valor insustituible para el individuo y para la sociedad, no es el mero resultado de un ejercicio virtual que simula agresiones o hechos violentos como los que se ven en películas o series de televisión. No; es la experiencia de una tragedia vivida y sufrida como realidad lacerante y dantesca, que se manifestaba en más de 3.000 secuestrados al año; cargas explosivas colocadas en centros comerciales, en colegios o en aviones de pasajeros que estallaban en pleno vuelo, ciudades con las tasas de homicidios más altas del mundo y una ciudadanía que no se podía mover de un sitio a otro atrapada en el terror generado por grupos armados ilegales de todos los matices.
No es un acto de irracionalidad o de analfabetismo político el que los colombianos, cuando se les consulta su intención de voto en las próximas elecciones presidenciales prefieran a Uribe en una relación que supera varias veces a la suma de las intenciones de voto por los otros candidatos juntos, que son más de 15. Bastenier queda perplejo ante esa realidad, pero la respuesta es muy sencilla: Uribe le devolvió la seguridad a una nación que no quiere volver a perderla.
Si se quiere mostrar la realidad colombiana, no se puede dejar de mencionar los avances que en materia de seguridad, calidad de vida y crecimiento económico ha reportado nuestro país en los últimos siete años, gracias al liderazgo del presidente Álvaro Uribe. Es ésta y no otra la razón por la cual hoy en día, el presidente sigue contando con el respaldo y la confianza de más del 70% de los colombianos.
Como resultado de la gestión del presidente Uribe, nuestro país ha sido señalado hace apenas un mes como el de mejor clima para hacer negocios en América Latina por el informe Doing Business del Banco Mundial. En ocho años el PIB se ha duplicado, el indicador de nivel de pobreza ha disminuido 14 puntos y hemos conseguido una cobertura del 90% en régimen subsidiado de salud. Nuestro Gobierno ha dinamizado la economía y ha diseñado políticas para incentivar la inversión local y extranjera y generar empleo. Más de 170 empresas españolas afincadas en Colombia pueden dar fe del excelente clima de negocios que prima en nuestro país y del ambiente de seguridad que se respira.
En el Informe de Desarrollo Humano para el 2009 publicado por la ONU, se muestra el notable avance que Colombia ha tenido en la dimensión social, pasando de un IDH de 0,772 en el año 2000 a 0,807 en el 2007, lo que le permitió a nuestro país subir a una nueva categoría, la de desarrollo humano más alto. Allí se muestra que Colombia fue el país que registró el mayor avance después de China. Las condiciones de salud, educación e ingreso promedio de los colombianos han mejorado indudablemente. En el índice de pobreza humana, el país ocupa el puesto 34 entre 135 países y, como saben los analistas económicos, estos niveles tienden a ser más el resultado de políticas públicas permanentes que de bonanzas económicas ocasionales y momentáneas.
Colombia es hoy en día un ejemplo en la región y estamos seguros de que ésa es la realidad que ven los organismos multilaterales, que no son susceptibles de ser seducidos o hipnotizados y es también la imagen que el espejo devuelve a los colombianos cada mañana.
Carlos Rodado Noriega es el embajador de Colombia ante el Reino de España.
En nuestro país siempre se leen o escuchan con respeto las opiniones de otras personas y más si se expresan a través de la prensa. En ese contexto y sin ánimo de polemizar sobre las apreciaciones del periodista Miguel Ángel Bastenier, en relación con su posición adversa a la reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez, publicadas en la edición del diario EL PAÍS del 12 de octubre, no puedo dejar pasar por alto afirmaciones que vulneran la imagen de Colombia y de su democracia, pintándonos a los colombianos como una masa de tontos cuya voluntad es manipulable y a su presidente, democráticamente elegido, como un dictador.
Es la democracia latinoamericana más antigua y se apoya en instituciones fuertes e independientes
Uribe cuenta con el respaldo y confianza de más del 70% de los colombianos
Independientemente de la opinión que se tenga de la reelección presidencial, lo que no se puede es tratar de sustentarla sugiriendo que en Colombia existe una democracia espuria, donde eso que se llama opinión pública "se reduce a poco más de un tercio de sus 45 millones de habitantes, que son los que votan...".
En nuestra nación la abstención electoral ha sido históricamente más alta que en otros países, pero ese fenómeno se explica por dos hechos: el voto no es obligatorio, en respeto a la libertad individual y, por otro lado, es un hecho notorio y público, reconocido por todos los partidos, que el potencial electoral está sobredimensionado porque los problemas de orden público han dificultado la actualización de los censos de votantes y las estadísticas siguen presentando como potenciales electores a un número alto de fallecidos.
La democracia colombiana es la más antigua y la más estable de América Latina, soportada en instituciones que se caracterizan por su fortaleza e independencia. Hemos elegido democráticamente a nuestros presidentes afrontando los embates del terrorismo y nuestro país ha sido una honrosa excepción de respeto a la voluntad popular aún en la década de los setenta, cuando el continente suramericano estaba literalmente tomado por dictadores.
Los medios de comunicación gozan de libertad plena, principio reconocido desde el comienzo de nuestra vida republicana y asentado en la conciencia colectiva de la nación, que se podría sintetizar en la frase de Belisario Betancur, cuando ejerció la presidencia de Colombia: "Es preferible una prensa desbordada que una prensa amordazada".
Otra demostración palpable de la fortaleza democrática de nuestro país y de su pluralismo político es el hecho de que los dos últimos alcaldes de la ciudad de Bogotá, la urbe más grande de nuestro país y su capital administrativa y política, han sido elegidos en representación del partido Polo Democrático que congrega a ex militantes del movimiento guerrillero M-19.
Ninguna nación del mundo ha sufrido tanto los arteros golpes del terrorismo y del
narcotráfico como Colombia. Por lo mismo, la valoración que el pueblo colombiano le asigna a la seguridad como valor insustituible para el individuo y para la sociedad, no es el mero resultado de un ejercicio virtual que simula agresiones o hechos violentos como los que se ven en películas o series de televisión. No; es la experiencia de una tragedia vivida y sufrida como realidad lacerante y dantesca, que se manifestaba en más de 3.000 secuestrados al año; cargas explosivas colocadas en centros comerciales, en colegios o en aviones de pasajeros que estallaban en pleno vuelo, ciudades con las tasas de homicidios más altas del mundo y una ciudadanía que no se podía mover de un sitio a otro atrapada en el terror generado por grupos armados ilegales de todos los matices.
No es un acto de irracionalidad o de analfabetismo político el que los colombianos, cuando se les consulta su intención de voto en las próximas elecciones presidenciales prefieran a Uribe en una relación que supera varias veces a la suma de las intenciones de voto por los otros candidatos juntos, que son más de 15. Bastenier queda perplejo ante esa realidad, pero la respuesta es muy sencilla: Uribe le devolvió la seguridad a una nación que no quiere volver a perderla.
Si se quiere mostrar la realidad colombiana, no se puede dejar de mencionar los avances que en materia de seguridad, calidad de vida y crecimiento económico ha reportado nuestro país en los últimos siete años, gracias al liderazgo del presidente Álvaro Uribe. Es ésta y no otra la razón por la cual hoy en día, el presidente sigue contando con el respaldo y la confianza de más del 70% de los colombianos.
Como resultado de la gestión del presidente Uribe, nuestro país ha sido señalado hace apenas un mes como el de mejor clima para hacer negocios en América Latina por el informe Doing Business del Banco Mundial. En ocho años el PIB se ha duplicado, el indicador de nivel de pobreza ha disminuido 14 puntos y hemos conseguido una cobertura del 90% en régimen subsidiado de salud. Nuestro Gobierno ha dinamizado la economía y ha diseñado políticas para incentivar la inversión local y extranjera y generar empleo. Más de 170 empresas españolas afincadas en Colombia pueden dar fe del excelente clima de negocios que prima en nuestro país y del ambiente de seguridad que se respira.
En el Informe de Desarrollo Humano para el 2009 publicado por la ONU, se muestra el notable avance que Colombia ha tenido en la dimensión social, pasando de un IDH de 0,772 en el año 2000 a 0,807 en el 2007, lo que le permitió a nuestro país subir a una nueva categoría, la de desarrollo humano más alto. Allí se muestra que Colombia fue el país que registró el mayor avance después de China. Las condiciones de salud, educación e ingreso promedio de los colombianos han mejorado indudablemente. En el índice de pobreza humana, el país ocupa el puesto 34 entre 135 países y, como saben los analistas económicos, estos niveles tienden a ser más el resultado de políticas públicas permanentes que de bonanzas económicas ocasionales y momentáneas.
Colombia es hoy en día un ejemplo en la región y estamos seguros de que ésa es la realidad que ven los organismos multilaterales, que no son susceptibles de ser seducidos o hipnotizados y es también la imagen que el espejo devuelve a los colombianos cada mañana.
Carlos Rodado Noriega es el embajador de Colombia ante el Reino de España.
martes, 6 de octubre de 2009
Ha llegado la hora de hacer frente a Chávez

Jorge G. Castañeda
29 de sepetiembre.
CIUDAD DE MÉXICO – A principios de septiembre, las mayores empresas de Colombia asombraron a todo el mundo con su apoyo incondicional al Presidente del país, Álvaro Uribe, en su conflicto cada vez más profundo con Venezuela. Si perdían el enorme mercado de exportación contiguo... pues sería mala suerte, simplemente.
Por primera vez, los exportadores colombianos de casi todo lo que Venezuela compra, desde papel higiénico hasta gasolina, fruta y hortalizas, leche y carne, dieron luz verde a su Presidente para que hiciera frente al Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en lugar de seguir ofreciendo la otra mejilla, como habían estado presionándolo para que lo hiciera en los ocho años transcurridos desde que Uribe ocupó su cargo por primera vez.
Venezuela había pasado a ser una magnífica oportunidad comercial para los exportadores colombianos, pues ya no produce prácticamente nada (exceptuado el petróleo), tiene un tipo de cambio oficial enormemente subvencionado y cuenta con enormes sumas de petrodólares con los que puede comprar todo lo imaginable. Mientras las autoridades de Colombia se
veían obligadas a afrontar los frecuentes insultos de Chávez, sus intervenciones en los asuntos internos de Colombia, sus compras de armas en gran escala y sus rabietas diplomáticas, la comunidad comercial obtenía beneficios y presionaba al Gobierno para que llegara a avenencias. Hasta ahora, eso es lo que había hecho el Gobierno.
La vacilación de la comunidad comercial de Colombia ante la necesidad de hacer frente a Chávez podría resultar ser el último obstáculo que quedara y que Uribe, los Estados Unidos y unas cuantas democracias latinoamericanas hubieran de eliminar antes de hacer frente a Chávez. Hace mucho que deberían haberlo hecho
El teniente coronel venezolano ha brindado repetidas veces refugio, armas, apoyo diplomático y financiación a las
guerrillas de las FARC que luchan para derribar al Gobierno de Colombia. Se ha lanzado a hacer compras inmensas de armas a Rusia, Ucrania y Belarús, las más recientes de ellas de tanques, aviones de combate y un submarino. Ha adoptado medidas cada vez más contundentes contra los disidentes, la oposición y las libertades fundamentales de Venezuela,
además de expropiar empresas sin la correspondiente compensación.
Al apoyar sistemáticamente a sus aliados en otros países latinoamericanos, desde Bolivia y la Argentina hasta Honduras y El Salvador, además del Perú, Nicaragua, Ecuador y la oposición de México, Chávez ha polarizado todo el continente latinoamericano del mismo modo que su propia sociedad. Además, ha implicado a Venezuela en conflictos mundiales casi en los antípodas, al aliarse con el régimen iraní y volverse uno de sus bastiones.
Ante todo ello, nadie ha intentado aún parar a Chávez. Más aún: el propio Uribe parece sentir la tentación de seguir buscando avenencias. Además de proteger los intereses comerciales colombianos, intenta enmendar la constitución de su país para poder presentarse a las elecciones por tercera vez: lo mismo exactamente que ha hecho Chávez en Venezuela y lo que todos sus aliados en Bolivia, Ecuador, la Argentina (indirectamente) y Nicaragua han intentado conseguir.
Uribe podría aún echarse atrás, si bien se está quedando con muy pocas posibilidades de rehusar la reelección después de todo lo que sus partidarios han hecho para permitirla, pero también podría estar buscando un acuerdo con los EE.UU. que podría propiciar al final la decisión de contener a Chávez. La mayoría de los colombianos desearían que el inmensamente popular Uribe permaneciera en su cargo durante cuatro años más, pero muchos en el extranjero no, ya sea
porque su segunda reelección socavaría los argumentos contra otros decididos a perpetuarse en el poder o porque
complicaría sus relaciones con Colombia.
El Presidente de los EE.UU., Barack Obama, forma parte de esas dos categorías. No puede criticar la presidencia eterna de Chávez sin dañar a Uribe y, si los críticos estadounidenses retratan a Uribe como un perpetuo violador de los derechos humanos decidido a permanecer en el poder indefinidamente, a Obama le resultará casi imposible conseguir la renovación en el Congreso del Plan Colombia, el programa de contrainsurgencia y lucha contra las drogas lanzado por Bill Clinton en 1999, por no hablar de la ratificación del acuerdo de libre comercio de Colombia con los EE.UU.
A Uribe no le resultaría fácil resistirse a una petición directa por parte de Obama para que se retirara después de dos mandatos. Por esa razón, podría haber una base para un acuerdo: Uribe se ofrece a no volver a presentarse como candidato, si Obama empieza a hacer frente a Chávez como debe hacerse: diplomática, política, ideológicamente y en el tribunal de la opinión mundial y del derecho internacional. Sólo con un respaldo activo de los EE.UU. puede Colombia hacer valer su posición en la Organización de Estados Americanos (donde actualmente perdería), las Naciones Unidas (donde podría ganar) y ante los amigos y aliados de Europa y Asia (donde sin duda tendría todas las de ganar).
La acusación contra Chávez es sólida, si se presenta adecuadamente: como una serie de de repetidas violaciones de compromisos y pactos internos, regionales e internacionales firmados y ratificados por Venezuela.. Ya consistan sus violaciones en cerrar cadenas de televisión, encarcelar y exiliar a oponentes, armar a guerrillas en países vecinos, provocar una carrera de armamentos en la región o coquetear con el programa de enriquecimiento nuclear del Irán, se puede demostrarlas y denunciarlas.
Si Colombia y Obama actúan de ese modo, sus aliados potenciales en el resto del hemisferio podrían perder su temor a quedarse solos e indefensos. Países como México, el Perú, Chile tras sus elecciones de diciembre, Costa Rica y la República Dominicana están, todos ellos, preocupados porque, si hacen frente a Chávez, no sólo perderán, en algunos casos, sus dádivas, sino que, además, provocarán su intromisión en la política interna de su país, pero, si Obama demuestra que se toma en serio esa cuestión y se propone aplicar una política de contención, esas naciones probablemente responderían favorablemente.
Dejar que la situación derive hacia una mayor confrontación no es una política sostenible para Colombia, los EE.UU. o el resto de América Latina. Semejante rumbo permitiría a Venezuela elegir el próximo conflicto, con lo que se aplazaría una confrontación hasta que el deterioro de las circunstancias vuelva inevitable y más peligroso el conflicto. Ha llegado el momento de que Obama emule a la comunidad comercial de Colombia y deje de ofrecer la otra mejilla.
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Jorge G. Castañeda, ex ministro de Relaciones Exteriores de México (2000-2003), es profesor distinguido mundial de Ciencia Política y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nueva York.
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September 29, 2009
Enviado por Emilio Nouel
It's Time to Confront Hugo Chavez
By Jorge Castaneda
In early September, Colombia's biggest businesses surprised everyone by declaring their wholehearted support for the country's president, Alvaro Uribe, in his deepening conflict with Venezuela. If they lost the huge export market next door, well, that would simply be too bad.For the first time, Colombian exporters of just about everything Venezuela buys, from toilet paper to gasoline, fruit and vegetables, and milk and meat, gave their president the green light to confront Venezuelan President Hugo Chávez, instead of continuing to turn the other cheek, as they had been pressing him to do in the eight years since Uribe took office.Venezuela had become a magnificent business opportunity for Colombian exporters. It produces next to nothing anymore (except oil), has a highly subsidised official exchange rate, and wields huge sums of petrodollars with which it can buy up everything in sight. While Colombia's authorities were forced to deal with Chávez's frequent insults, interventions in Colombia's internal affairs, massive arms purchases, and diplomatic tantrums, the business community profited and pressured the government to compromise. Until now, that is what the government did. The hesitation of Colombia's business community to confront Chávez may prove to have been the last remaining hurdle for Uribe, the United States, and ahandful of Latin American democracies to clear before they could face up to Chávez. It is past time that they did.The Venezuelan lieutenant colonel has repeatedly provided sanctuary, arms, diplomatic support, and financing to the FARC guerrillas fighting to overthrow the Colombian government. He has engaged in immense arms purchases from Russia, Ukraine and Belarus, most recently including tanks, fighter planes, and a submarine. He has increasingly clamped down on dissent, the opposition, and basic freedoms in Venezuela, as well as expropriating business concerns without compensation.By systematically supporting his allies in other Latin America countries, from Bolivia and Argentina to Honduras and El Salvador, and including Peru, Nicaragua, Ecuador, and Mexico's opposition, Chávez has polarised the entire Latin American continent in the same way that he has his own society. Moreover, he has implicated Venezuela in global conflicts half a world away, by allying himself with the Iranian regime and becoming one of its bulwarks.In the face of all this, no one has yet attempted to stop Chávez. What's more, Uribe himself seems tempted to continue to search for compromises. Aside from protecting Colombian business interests, he seeks to amend his Colombia's constitution so that he can run for a third term in office - exactly what Chávez has done in Venezuela, and what his allies in Bolivia, Ecuador, Argentina (indirectly), and Nicaragua have all sought.Uribe may still back down, though he is leaving himself precious little wiggle room to decline reelection after all that his supporters have done to allow it. But he could also be searching for an accommodation with the US that might finally lead to containing Chávez.Most Colombians would like the immensely popular Uribe to stay in office for another four years. But many abroad would not, either because his second reelection would undercut arguments against others intent on perpetuating themselves in power, or because it would complicate their relations with Colombia.US President Barack Obama finds himself in both of these categories. He cannot criticise Chávez's eternal presidency without hitting Uribe; and it will prove almost impossible for Obama to win congressional renewal of Plan Colombia, the drug-enforcement and counter-insurgency programme launched by Bill Clinton in 1999, let alone ratification of Colombia's free-trade agreement with the US, if Uribe can be portrayed by American critics as a perpetual violator of human rights intent on remaining in power indefinitely.It would not be easy for Uribe to resist a direct appeal from Obama to step down after two terms. For that reason, there might be a basis for a deal: Uribe offers not to run again if Obama begins to confront Chávez the way he should be opposed: diplomatically, politically, ideologically, and in the court of world opinion and international law. Only with active US backing can Colombia take its case to the Organisation of American States (where it would currently lose), to the United Nations (where it might win), and to friends and allies in Europe and Asia (where it would undoubtedly have the upper hand).The case against Chávez is solid if it is properly presented - as a series of repeated violations of domestic, regional, and international commitments and covenants signed and ratified by Venezuela. Whether these violations involve shutting down TV stations, imprisoning and exiling opponents, arming guerrillas in neighbouring countries, provoking an arms race in the region, or flirting with Iran's nuclear enrichment programme, they all can be proved and denounced.If Colombia and Obama proceed in this fashion, their potential allies in the rest of the hemisphere might lose their fears about being left hanging out to dry. Countries like Mexico, Peru, Chile after its December election, Costa Rica, and the Dominican Republic all worry that if they confront Chávez, they will not only, in certain cases, lose his largesse, but also provoke him into meddling in their domestic politics. But if Obama shows that he takes the issue seriously and intends to pursue a policy of containment, these nations would probably respond favourably.Letting matters drift towards greater confrontation is not a sustainable policy for Colombia, the US, or the rest of Latin America. Such a course would allow Venezuela to choose the next conflict, postponing a showdown until deteriorating circumstances make conflict both inevitable and more dangerous. It is now time for Obama to emulate Colombia's business community and stop turning the other cheek.
The writer, former foreign minister of Mexico (2000-2003), is a global distinguished professor of politics and Latin American Studies at New York University.
© Project Syndicate, 2009
In early September, Colombia's biggest businesses surprised everyone by declaring their wholehearted support for the country's president, Alvaro Uribe, in his deepening conflict with Venezuela. If they lost the huge export market next door, well, that would simply be too bad.For the first time, Colombian exporters of just about everything Venezuela buys, from toilet paper to gasoline, fruit and vegetables, and milk and meat, gave their president the green light to confront Venezuelan President Hugo Chávez, instead of continuing to turn the other cheek, as they had been pressing him to do in the eight years since Uribe took office.Venezuela had become a magnificent business opportunity for Colombian exporters. It produces next to nothing anymore (except oil), has a highly subsidised official exchange rate, and wields huge sums of petrodollars with which it can buy up everything in sight. While Colombia's authorities were forced to deal with Chávez's frequent insults, interventions in Colombia's internal affairs, massive arms purchases, and diplomatic tantrums, the business community profited and pressured the government to compromise. Until now, that is what the government did. The hesitation of Colombia's business community to confront Chávez may prove to have been the last remaining hurdle for Uribe, the United States, and ahandful of Latin American democracies to clear before they could face up to Chávez. It is past time that they did.The Venezuelan lieutenant colonel has repeatedly provided sanctuary, arms, diplomatic support, and financing to the FARC guerrillas fighting to overthrow the Colombian government. He has engaged in immense arms purchases from Russia, Ukraine and Belarus, most recently including tanks, fighter planes, and a submarine. He has increasingly clamped down on dissent, the opposition, and basic freedoms in Venezuela, as well as expropriating business concerns without compensation.By systematically supporting his allies in other Latin America countries, from Bolivia and Argentina to Honduras and El Salvador, and including Peru, Nicaragua, Ecuador, and Mexico's opposition, Chávez has polarised the entire Latin American continent in the same way that he has his own society. Moreover, he has implicated Venezuela in global conflicts half a world away, by allying himself with the Iranian regime and becoming one of its bulwarks.In the face of all this, no one has yet attempted to stop Chávez. What's more, Uribe himself seems tempted to continue to search for compromises. Aside from protecting Colombian business interests, he seeks to amend his Colombia's constitution so that he can run for a third term in office - exactly what Chávez has done in Venezuela, and what his allies in Bolivia, Ecuador, Argentina (indirectly), and Nicaragua have all sought.Uribe may still back down, though he is leaving himself precious little wiggle room to decline reelection after all that his supporters have done to allow it. But he could also be searching for an accommodation with the US that might finally lead to containing Chávez.Most Colombians would like the immensely popular Uribe to stay in office for another four years. But many abroad would not, either because his second reelection would undercut arguments against others intent on perpetuating themselves in power, or because it would complicate their relations with Colombia.US President Barack Obama finds himself in both of these categories. He cannot criticise Chávez's eternal presidency without hitting Uribe; and it will prove almost impossible for Obama to win congressional renewal of Plan Colombia, the drug-enforcement and counter-insurgency programme launched by Bill Clinton in 1999, let alone ratification of Colombia's free-trade agreement with the US, if Uribe can be portrayed by American critics as a perpetual violator of human rights intent on remaining in power indefinitely.It would not be easy for Uribe to resist a direct appeal from Obama to step down after two terms. For that reason, there might be a basis for a deal: Uribe offers not to run again if Obama begins to confront Chávez the way he should be opposed: diplomatically, politically, ideologically, and in the court of world opinion and international law. Only with active US backing can Colombia take its case to the Organisation of American States (where it would currently lose), to the United Nations (where it might win), and to friends and allies in Europe and Asia (where it would undoubtedly have the upper hand).The case against Chávez is solid if it is properly presented - as a series of repeated violations of domestic, regional, and international commitments and covenants signed and ratified by Venezuela. Whether these violations involve shutting down TV stations, imprisoning and exiling opponents, arming guerrillas in neighbouring countries, provoking an arms race in the region, or flirting with Iran's nuclear enrichment programme, they all can be proved and denounced.If Colombia and Obama proceed in this fashion, their potential allies in the rest of the hemisphere might lose their fears about being left hanging out to dry. Countries like Mexico, Peru, Chile after its December election, Costa Rica, and the Dominican Republic all worry that if they confront Chávez, they will not only, in certain cases, lose his largesse, but also provoke him into meddling in their domestic politics. But if Obama shows that he takes the issue seriously and intends to pursue a policy of containment, these nations would probably respond favourably.Letting matters drift towards greater confrontation is not a sustainable policy for Colombia, the US, or the rest of Latin America. Such a course would allow Venezuela to choose the next conflict, postponing a showdown until deteriorating circumstances make conflict both inevitable and more dangerous. It is now time for Obama to emulate Colombia's business community and stop turning the other cheek.
The writer, former foreign minister of Mexico (2000-2003), is a global distinguished professor of politics and Latin American Studies at New York University.
© Project Syndicate, 2009
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