miércoles, 22 de octubre de 2008

Los consejos de Fidel



Castro es el último dirigente conocido del hemisferio occidental heredero del leninismo. Por ello mismo es un fósil viviente al frente de un experimento político trágicamente fracasado como la revolución cubana.De poco, de nada, valen hoy sus opiniones y sus consejos
Por: Alonso Moleiro


Parece más o meno obvio, pero se ha comentado poco: del derrumbe del Muro de Berlín y la posterior disolución de la Unión Soviética, entre 1989 y 1991, emergió un verdadero e irreversible cadáver ideológico: el leninismo.
Quedó entonces más o menos claro que el señor Lenin, fundador del imperio rojo del siglo XX, fue un notable estratega político, pero un teórico más o menos intrascendente: ninguno los supuestos de sus reflexiones, por mucho que se diga que sus disposiciones tenían carácter transitorio, –la dictadura del proletariado, el predominio de un único partido y su tutela ideológica sobre la sociedad civil, el centralismo democrático tienen hoy la menor influencia en el campo del pensamiento político. Muchísimo menos sus reflexiones económicas.
No ocurre lo mismo con el marxismo: como esta se trató de una concepción de la realidad mucho más depurada, sobre sus cimientos se siguen tejiendo nuevas interpretaciones de la realidad, fundamentadas en las contradicciones de la plusvalía, el capital y el trabajo. En mi modesto criterio, igual están destinadas a fracasar. Pero esa es otra discusión.
Aún cuando pueda ser cierto que un determinado pensamiento ultraliberal de la concepción económica atraviesa hoy un tremendo y comprensible descrédito, constituye un disparate mayúsculo suponer, como cree el presidente Chávez, que gracias a ello el mundo esta presenciando la revancha del Pacto de Varsovia: el momento en el cual el bloque comunista reirá mejor por hacerlo de último, a partir de ahora facultado por la evidencia de los hechos a retomar el control del mundo.
Fidel Castro es hoy, en rigor, el último dirigente conocido del hemisferio occidental heredero del leninismo. Por ello mismo es un fósil viviente al frente de un experimento político trágicamente fracasado como la revolución cubana.
De poco, de nada, valen hoy sus opiniones y sus consejos. Basta ver cuales son los postulados de cualquiera de las organizaciones autónomas del Foro Social Mundial para calibrar la asombrosa diferencia entre la tradición leninista y modernidad libertaria. Democracia directa, libre albedrío, objeción de conciencia, causa eco lógica, renuencia al servicio militar, fobia al caudillismo: un abismo a la primera vista.
Rusia, China, Brasil, las potencias emergentes que podrían "cobrar" mientras el mundo financiero y los cimientos económicos estadounidenses reajustan el foco –quiera dios que con Barack Obama al frente–, ejercerán su protagonismo en esta nueva partida de naipes. En ninguna de estas naciones está planteado un regreso al castrismo o a los fundamentos leninistas. Ni ellos, ni Vietnam, renunciarán a hacer uso de una fórmula que les ha dado éxito: una interpretación correcta del balance Estado mercado; el fomento decidido a la inversión privada, incluyendo la trasnacional, mientras se protegen sectores clave de la economía.
Lo demás son pamplinas. Nadie con cuatro dedos de frente colocará una piedra inspirada en los valores de la Guerra Fría. Métase eso en la cabeza, presidente Chávez.

No hay comentarios: