viernes, 3 de septiembre de 2010

La huelga de hambre como forma de lucha

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el El Viernes, 03 de septiembre de 2010 a las 5:19
Artículo de Atilio Hernández R.

La huelga de hambre es un combate extremo que instrumentaliza el propio cuerpo como arma frente al poder constituido. Son memorables los célebres ayunos de Mahatma Ghandi como forma de presionar moralmente a la comunidad internacional y al gobierno inglés sobre el derecho de la India a ser una nación independiente, y a sus seguidores para disuadirlos del uso de la violencia. En el último medio siglo se han realizado tres huelgas de hambre que me han impactado y quiero comentar.

Bobby Sands (1954-1981) fue miembro del Ejercito Republicano Irlandés (IRA) y se le siguió juicio por actos de terrorismo pero, por falta de pruebas, se le condenó a 37 años de prisión por porte ilícito de armas de guerra. Participó en la llamada huelga de hambre de las FIVE DEMANDS (5 demandas) protagonizada por prisioneros nacionalistas irlandeses para humanizar las prisiones y por el reconocimiento de su status político. Falleció a la edad de 27 años. El gobierno de Margaret Tatcher (de la llamada derecha conservadora inglesa) calificó su deceso como muerte por inanición autoimpuesta.

Orlando Zapata (1967-2010), albañil y disidente cubano, calificado por el gobierno de Cuba como delincuente común pero reconocido internacionalmente como prisionero de conciencia junto a otros 73 procesados de la llamada Primavera Negra de 2003.

Fue condenado a 37 años de prisión por desacato, desorden público y desobediencia civil. Protagonizó una radical huelga de hambre y sed durante 86 días tras la cual falleció. Exigía el derecho a usar el uniforme blanco (de la disidencia) y denunciaba las condiciones inhumanas de la población penitenciaria. Su muerte contribuyó al proceso que se adelanta hoy en Cuba con la mediación de la Iglesia Católica para liberar a los llamados prisioneros de conciencia.

Franklin Brito, biólogo, docente y agricultor, se opuso al proyecto de la Alcaldía del Municipio Sucre del Estado Bolívar para combatir con agrotóxicos las enfermedades Fito-sanitarias del cultivo de ñame. Su proyecto alternativo hizo detener el proyecto municipal. Los intereses afectados conspiraron entonces contra su propiedad de 290 hectáreas la cual fue ocupada por sus oponentes y legitimada mediante cartas agrarias contra lo que luchó sin éxito por la vía jurisdiccional llevando su caso hasta el Tribunal Supremo de Justicia. Decidió combatir por el respeto a su derecho de propiedad mediante la huelga de hambre y sed. Se le impuso su internamiento en un Hospital Militar y la medicación por galenos que el paciente no había escogido. El gobierno califica su muerte como responsabilidad del huelguista y no del Estado.

En latitudes y bajo ideología distintas, las sociedades polarizadas, sean de derecha o de izquierda, conducen a los mismos extremos de intolerancia, deshumanización y muerte.

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