viernes, 20 de agosto de 2010

La gata socialdemócrata

Ni la Internacional actual es la misma, ni el movimiento chavista puede sostener la mentira de una supuesta socialdemocratización. El partido chavista ha sido una organización parafascista, organizada en estructuras militares, de obediencia ciega al líder, sin democracia interna

Por: Victor Hugo D’Paola




En un referendo la mayoría negó la propuesta chavista-fidelista-comunista llamada “socialismo siglo XXI”. El caudillo del proceso, aunque golpeado, decidió hacer aprobar sus contenidos mediante leyes de la Asamblea Nacional, lo que significaron violaciones arteras a la Constitución Nacional.

Junto a otros sectores de la vida nacional, la Conferencia Episcopal y la máxima autoridad católica del país condenan la arbitrariedad y deciden enfrentar el sistema comunista que nos estaban imponiendo.

Al principio Chávez respondió indignado, insultando a cualquier ensotanado que tuviera jerarquía religiosa en Venezuela. Acostumbrado a amedrentar, esta vez se sorprendió al ver un clero unido manteniendo las acusaciones sobre la imposición comunista.

Mientras unos voceros de la Asamblea, recordando lecciones elementales de Núñez Tenorio y Marta Harnecker, sostenían que el “comunismo” no estaba a la vuelta de la esquina, lo que se está desarrollando es el “socialismo” en condiciones de dictadura de clase. Otros, a la defensiva, entre ellos el máximo jefe se permitieron definir a su régimen como una socialdemocracia. Ahí es cuando la gata se montó en la batea.

Es cierto que Torrijos y Noriega –militares fascistoides panameños– se hicieron de la Internacional Socialista. También lo lograron los sandinistas, recién llegados al poder, cuando todavía Tomás Borges, los hermanos Cardenal y Sergio Ramírez tenían la confianza del mundo.

Ni la Internacional actual es la misma, ni el movimiento chavista puede sostener la mentira de una supuesta socialdemocratización. El partido chavista ha sido una organización parafascista, organizada en estructuras militares, de obediencia ciega al líder, sin democracia interna.

A eso se le agrega la cuota cubana: partido único, un solo líder vitalicio, disciplina militarizada, es decir leninismo puro. Es evidente que el chavismo no es un partido socialdemócrata.

El chavismo está en las antípodas de la socialdemocracia. Durante más de un siglo hubo un enfrentamiento entre partidarios de la II Internacional, cuyo valor esencial es la democracia abierta, representativa y proporcional y los seguidores de Lenin y Stalin que unificaron la línea de la revolución mundial en partidos comunistas, cerrados, sin elecciones democráticas internas y la vocería única del Secretario General.

En el PSUV lo llaman Presidente y éste es… Chávez. El progreso democrático y social del siglo XX le debe mucho a los socialdemócratas. El sistema comunista montado sobre el terror y el odio resultó un rotundo fracaso. Sobrevive en muy malas condiciones en Cuba y Corea del Norte, bajo la dirección respectiva de dos enfermos: Fidel Castro y Kim Jong-il.

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